Líbano denunció este domingo una «agresión» de Israel tras la caída de dos drones en la periferia de Beirut, bastión del movimiento chiita proiraní Hezbolá en la capital libanesa, y advirtió que este incidente, casi inédito en los últimos años, podría aumentar las tensiones regionales.
El incidente se produjo antes del alba, pocas horas después de que Israel anunciara que había atacado la vecina Siria para impedir, según afirmó, que una fuerza iraní lanzara desde ese país un ataque con drones explosivos contra territorio israelí.
Hezbolá, considerado por Israel y Estados Unidos como una organización terrorista, es un importante actor político y militar en Líbano, donde tiene representación en el gobierno y en el Parlamento. Sus fuerzas intervienen en Siria en apoyo al régimen de Bashar al Asad desde 2012.
En los últimos meses, el movimiento chiita y los responsables israelíes, cuyo últimos conflicto abierto se remonta a 2006, han multiplicado las declaraciones de guerra. Tel Aviv bombardea regularmente en Siria objetivos de Hezbolá, Irán y Bashar al Asad. Esta vez, los encontronazos han alcanzado a Líbano.
«Dos drones pertenecientes al enemigo israelí han violado el espacio aéreo libanés (…) El primero cayó y el segundo explotó en el aire provocando daños materiales», anunció el ejército libanés en un comunicado.
Previamente, Hezbolá había asegurado que la explosión del segundo aparato, cargado de explosivos, había alcanzado uno de sus centros de medios.
«Hezbolá no derribó ningún dron», afirmó Mohamed Afif, portavoz del grupo. «El primero no explotó y ahora está en posesión de Hezbolá, que está analizándolo», agregó.
Por su parte, el ejército indicó que había acordonado el sector y que la policía militar estaba investigando lo ocurrido.
El presidente Michel Aoun afirmó que esta «nueva agresión» atenta contra «la estabilidad y la paz en Líbano y en la región».
Constituye «un nuevo intento por incrementar las tensiones», aseguró el primer ministro Saad Hariri, rival de Hezbolá en la escena política libanesa.
Hariri denunció «una violación de la resolución 1701» de la ONU, que puso fin al sangriento conflicto de 2006 entre el partido-milicia chiita e Israel. Los 33 días de guerra dejaron 1.200 muertos del lado libanés y 160 en el israelí.
Estaba previsto que el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, que ha subido el tono de sus advertencias contra Israel, se pronuncie a lo largo del día.
Interrogado por la AFP, el ejército israelí no se pronunció sobre lo ocurrido.
En los últimos años, las hostilidades entre Israel y Hezbolá se han manifestado principalmente en Siria, devastada desde 2011 por la guerra. En la noche del sábado, la aviación israelí llevó a cabo una serie de bombardeos en este país.
La defensa antiaérea siria entró en acción para neutralizar «misiles israelíes» dirigidos contra la localidad de Aqraba, en los alrededores de Damasco, indicó el ejército según la agencia estatal Sana. La mayoría habrían sido abatidos antes de alcanzar sus objetivos.
Por su parte, Israel aseguró que trataba de impedir un ataque de las fuerzas Qods (unidad de élite de los Guardias de la Revolución iraní) con drones asesinos contra el norte israelí desde Siria.
El uso de «drones kamikazes» es una técnica nueva, aseguró el portavoz militar israelí Jonathan Conricus.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró la operación: «Irán no tiene ninguna inmunidad», aseguró.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con numerosas fuentes en el terreno, afirmó que el ataque israelí había matado a dos combatientes de Hezbolá y uno iraní. Sin embargo, un alto responsable iraní, Mohsen Razai, desmintió ante la agencia iraní Ilna que los ataques hubieran alcanzado a posiciones de la fuerza Qods.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa (AFP)