Por más optimismo que encontramos en el avance a cuentagotas de la vacunación, la realidad es que en los últimos meses sufrimos “un ataque de hastío existencial” que nos tiene zombis, como escribe la reportera Sarah Lyall.
La sensación se llama anhedonia y es un desasosiego que resulta del estrés prolongado e imprevisible y que nos roba la capacidad de encontrar satisfacción en lo que hacemos.
Tras trece meses de pandemia queda claro que muchos lo resentimos: la Encuesta del Pulso de los Hogares en Estados Unidos revela que el 37 por ciento de los encuestados se siente ansioso o deprimido, un aumento considerable del 11 por ciento que dijo sentirse así en 2019.
No obstante, esta crisis también representa una extraordinaria oportunidad para cambiar.
La novelista Anna North escribió un libro sobre una terrible pandemia que arrasaba con el 90 por ciento de la población de Estados Unidos. Corregía el manuscrito final de su obra cuando llegó el coronavirus y, con él, una realidad que ha superado mucho de lo que imaginó.
Sin embargo, North acertó en esto: “Las pandemias tienen el potencial de conmocionar a las sociedades para que adopten nuevos estilos de vida”.
En un ensayo sobre la resiliencia, la autora identifica tres grandes estrategias para salir de la crisis actual: adaptarnos, luchar contra la desigualdad y aceptar la innovación inesperada.
Así que manos a la obra: “¿Qué mejor momento de transformación que ahora, cuando nadie te ha visto durante un año y podrían haberse olvidado de cómo eras al principio?”.
La ciencia, como nos recuerda la escritora Olga Khazan, respalda la iniciativa: los adultos también somos capaces de cambiar de forma positiva y significativa.
Fuente: NY Times