Por Elda Cantú
Sin rodeos y sin dilación: hoy traemos tres buenas noticias gracias a la ciencia. El cáncer, la depresión y la malaria, tres males que durante siglos han azotado a la humanidad y ocupado a médicos e investigadores, han recibido un revés.
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250 millones de personas sufren de depresión en todo el mundo. Muchas no reaccionan bien a los tratamientos convencionales. Por ejemplo, Sarah, una mujer de California que llegó a pensar en quitarse la vida. Intentó más de 20 medicamentos, terapia electroconvulsiva y pasó meses en un centro hospitalario. Nada la ayudaba.
Ahora, gracias a una terapia experimental, ha vuelto a reír espontáneamente, a trabajar y a disfrutar su comida favorita. Ella es parte de un estudio de la Universidad de California que le implantó una suerte de “marcapasos para el cerebro” que descarga estímulos eléctricos cuando detecta que cae en patrones depresivos.
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La Organización Mundial de la Salud ha respaldado a Mosquirix, una vacuna contra la malaria que ha sido probada con éxito en estudios en Kenia, Malaui y Ghana. El paludismo causa cada año la muerte de medio millón de personas, de las cuales la mitad aproximadamente son niños menores de 5 años. La vacuna tiene una eficacia de alrededor del 50 por ciento y constituye un avance positivo frente a la medida preventiva más utilizada, que son los mosquiteros tratados con insecticida.
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Los oncólogos han empezado a descartar el uso de quimioterapia para tratar casos de cáncer de seno o de pulmón. Gracias a una nueva generación de fármacos disponibles en los últimos 15 años y al uso más extendido de la secuenciación genética, que ahora es menos costosa, un diagnóstico de cáncer puede tratarse con efectividad y sin soluciones demasiado agresivas para los pacientes.