Lejos de la controversia científica mundial sobre su eficacia contra el coronavirus, Grecia reanudó su producción de cloroquina y prosigue los ensayos clínicos con este fármaco con «tranquilidad y distancia».
Evangelia Sakellariou trabaja en un laboratorio griego antes las luces verdes intermitentes de una máquina de fabricación de cápsulas.
Esta química fue una de las primeras científicas en controlar la calidad de los comprimidos de cloroquina utilizados en los hospitales del país.
Su compañía, Uni-Pharma, situada en Nea Kifissia, en el norte de Atenas, reactivó a tiempo una antigua licencia de fabricación de este fármaco, que en los años 1990 se exportaba a África para luchar contra la malaria.
«La situación era urgente en marzo» y «la compañía tuvo el reflejo de pedir al Organismo Nacional de Medicamentos (EOF) reactivar una vieja licencia unos días antes del confinamiento y del cierre de las fronteras» griegas, indicó a la AFP Spyros Kintzios, director de desarrollo de Uni-Pharma.
Desde entonces la compañía importó cinco toneladas de materias primas desde India y el laboratorio se puso «en estado de alerta», recuerda Evangelia Sakellariou.
«El fin de semana del 21 de marzo trabajábamos sin parar, estábamos bajo presión y en 30 horas produjimos 24 millones de dosis, que regalamos al sistema nacional de salud griego», recuerda.
«Cuando vi los primeros comprimidos me sentí aliviada y contenta de haber hecho este esfuerzo por una buena causa», añade.
Grecia solo tenía entonces seis muertos y 464 personas contaminadas por el nuevo coronavirus.
El país sigue siendo uno de los menos afectados en comparación con sus vecinos europeos, con un balance hasta ahora de 182 muertos y unos 3.000 casos.
En un contexto de competencia internacional, «la reanudación de la producción de cloroquina en Grecia tuvo un efecto positivo en la industria local cuyas exportaciones están al alza en los últimos años», dijo Markos Ollandezos, presidente de la Unión Panhelénica de la Industria Farmacéutica.
La industria griega está sobre todo especializada en la fabricación de medicamentos genéricos y de algunos medicamentos de uso único.
– «Un planteamiento tranquilo y distante» –
El debate mediático en Francia y en otros países sobre la eficacia de la cloroquina así como la polémica mundial tras la publicación de un estudio en la revista The Lancet, que finalmente la prestigiosa publicación tuvo que retirar, no han afectado a la comunidad científica griega.
Según los epidemiólogos del país, la cloroquina está considerada eficaz en las primeras fases de la enfermedad y fue administrada en combinación con la azitromicina a los pacientes hospitalizados.
El hecho de que el coronavirus haya dejado pocos muertos en Grecia «no alimentó el debate sobre el tratamiento», explicó Markos Ollandezos.
La universidad de medicina de Atenas empezó en abril un estudio sobre la «acción del fosfato de cloroquina en los pacientes infectados por el SARS-CoV-2».
«El público, los científicos y las autoridades mantuvieron un planteamiento tranquilo y distante frente a la controversia. La idea es esperar y ver los resultados de los estudios», afirma Spyros Kintzios.
La retractación el 4 de junio de tres de los cuatro autores del estudio de The Lancet y el cambio de opinión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ahora autoriza retomar los ensayos clínicos sobre la hidroxicloroquina tras una breve suspensión, provocó una ola de choque en la opinión pública y la comunidad científica mundial.
Sin embargo la fabricación de la cloroquina o de su derivado, la hidroxicloroquina, continúa en muchos países de Europa.
La compañía francesa Sanofi produce sulfato de hidroxicloroquina en una planta en Hungría. El medicamento, llamado plaquenil, se fabrica en dos grandes plantas de producción en España y Francia.
El plaquenil fue importado en varios países donde la la hidroxicloroquina no se produce como en Grecia, en Polonia o Estonia.
En Bulgaria, la cloroquina del laboratorio público Bul Bio se utiliza para curar a enfermos de COVID-19.
Polonia, considerado como un gran productor de cloroquina, autoriza su uso si es necesario. La produce la compañía Adamed con el nombre de Arechin.
Preguntado por la AFP, un portavoz del gobierno húngaro subrayó que el medicamento no se administra a los nuevos pacientes sino solo a los que ya empezaron el tratamiento.
Fuente: AFP