Por. Liza Collado
“La ideas son más poderosas que las armas.” “Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿Por qué dejamos que tengan ideas?”. Esta frase se le atribuye a Isoiv Stalin, quien fuera Secretario General del Partido Bolchevique entre 1922 y 1953; Primer Ministro en el período 1941-1953; Mariscal; Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética y generalísimo de los ejércitos.
El hombre de acero, a quien las huellas de la historia lo señalan el terror detrás de la URSS, también se le reconoce como uno de los hombres más brillantes del siglo XX. Fue propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz, y contradictoriamente, el hombre que logró convertir la Unión Soviética en una superpotencia a través de la mayor revolución industrial, se propuso terminar sus días como poeta.
La suerte de tener amigos que compartan tu pasión por la historia y los estudios internacionalistas, es que en cualquier momento te pueden sorprender con joyas como esta; La corte del zar rojo, es un obsequio de Niurka Tejada, está escrito en 854 páginas por el historiador Simon Sebag Montefiore, con una traducción castellana de Teófilo Lozoya, en las que logró no solo una biografía de Stalin, sino un retrato de como gobernaron y vivieron sus veinte jerarcas junto a sus familias y la singular cultura de sus años de poder supremo.
Aunque el escritor cuida la línea narrativa para que no se confunda con una historia de política interna o externa, de su juventud o de su lucha con Trotski, se esfuerza por dejarnos una crónica de lo que fue la corte desde su proclamación como caudillo hasta el momento de su muerte en el año 1929.
Impresiona, contiene un arsenal de nuevos documentos que han sido desclasificados, libros inéditos de memorias, entrevistas y materiales que ahora son públicos, logrando el enfoque de un Stalin íntimo, que evidencia su utilización de la muerte como instrumento político y su paranoia, propio de muchos de los hombres de su tiempo.
Leyendo las líneas de esta obra se pudiera entender que la próspera e imponente Rusia moderna aún no se ha enfrentado a su pasado, no se ha producido ninguna redención, y es esto lo que tal vez siga arrojando una sombra sobre el desarrollo de la sociedad civil de este país. Es posible que en el interés de olvidar y evitar no les guste la franqueza de una historia como se ha contado esta.
La historia de esta corte imperial y la vida diaria del Kremlin, responsables de tanta execración, sufrimientos, sacrificios, vicios y privilegios dejan un mensaje a escala mundial. No importa que tan despiadado e implacable puedas ser, tampoco lo que puedas influir para violentar las normas, y coartar los derechos fundamentales de los ciudadanos, los hechos históricos pesan y hablan de los hombres a través del tiempo.