El domingo pasado se realizó en el malecón de Santo Domingo la conocida caminata UN PASO POR MI FAMILIA. Una actividad semejante tuvo lugar en cada una de las diócesis del país, con la participación de una muy nutrida cantidad de personas, con un entusiasmo y un orden digno de encomio.
Esta hermosa expresión de civismo y de fe quería enfatizar el valor de la familia, la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural y el significado de la Eucaristía para el fortalecimiento espiritual en la lucha por esos valores.
Como propósito de esa actividad decidí reproducir la carta que le dirigí al señor Presidente de la República el 14 de febrero de 2017:
“Distinguido Sr. Presidente:
Mi saludo sea expresión de respeto a su persona.
Me permito tocar la puerta de su despacho, pero más la de su corazón, para hacerle humildemente una solicitud que, en caso de respuesta positiva, pienso que beneficiará al país y también a usted.
Desde mi regreso a la República Dominicana en 1975, de la que estuve ausente por once años por razones de estudio, me enrolé en una lucha tenaz a favor de la vida en cualquier escenario, pero especialmente en el período prenatal, por ser el más frágil y amenazado.
En ese sentido le di seguimiento comprometido a la Ley General de Salud, a principios de los años noventa y al proyecto de Código Penal, que todavía cursa en el Congreso desde hace unas dos décadas. Usted más que nadie conoce la situación actual del nuevo Código Penal y que la intención de introducir el aborto es lo que ha impedido su promulgación definitiva y entrada en vigencia.
En nombre de Dios, de la Patria y de la Libertad, me atrevo a solicitarle encarecidamente que RETIRE LAS OBSERVACIONES al Código Penal aprobado en el Congreso.
El país y Usted necesitan mucha tranquilidad para poder seguir adelante por el camino del desarrollo, la justicia social y la paz. Hay muchos frentes abiertos de intranquilidad en la vida político-social dominicana; se necesita despejar el ambiente, para dedicarnos a solucionar problemas fundamentales que aquejan a nuestra nación.
El tema que nos ocupa y que obstaculiza la promulgación del Código Penal, puede ser abordado desde diferentes ángulos preventivos en los que todos estamos de acuerdo, sin tener que recurrir a esa drástica medida que la mayor parte de la población rechaza cuando se le dan explicaciones apropiadas bajo el punto de vista racional, científico, ético, sin tener que acudir a lo religioso.
Señor Presidente, le ruego respetuosamente que RETIRE LAS OBSERVACIONES, para el bien del país y de su propio Gobierno.
Lo encomiendo afectuosamente al amor misericordioso del Señor.”