Por Miguel Collado
11 de 1895. Luis Henríquez Castillo, novelista, periodista y abogado, nace en San Pedro de Macorís un día como hoy, pero de 1895. Es autor de las novelas El hombre alucinado (1938), La montaña de azúcar (1958), Tres hombres en un hombre (1951), Una carcajada (1939) y «La octava maravilla» (1941), considerada por la crítica como la mejor de sus novelas. Con su texto El hombre alucinado en 1937 obtuvo el primer premio en el Concurso Interantillano organizado por el Ateneo Puertorriqueño. Era abogado de profesión y ocupó importantes cargos en la Administración Pública de su país.
12 de 1892. En su obra Mi padre (1988, edición póstuma) Max Henríquez Ureña relata lo siguiente: Francisco Henríquez y Carvajal «da lectura, en la Sociedad Amigos del País, a la poesía “!Tierra!” que, desde Puerto Plata, le envió su esposa Salomé Ureña para ese acto, dedicado a conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América. La misma noche leyó Salomé Ureña de Henríquez, en la Sociedad “La Fe en el Porvenir”, de Puerto Plata, otra composición poética, “Fe”, inspirada también en el tema del descubrimiento del Nuevo Mundo».
15 de 1991. Fallece el autor de las novelas El viaje (1940) y El terrateniente (1970), Manuel Antonio Amiama, quien había nacido en Santo Domingo el 9 de marzo de 1899. Además de novelista, era cuentista, periodista y jurista muy talentoso. Dirigió los periódicos La Opinión y La Nación. Publicó una importante Historia del periodismo dominicano (1933) y un libro de cuentos: Tio Juan y otros cuentos (1964), en el que aparecen los primeros cuentos policíacos de la narrativa dominicana.
18 de 1828. En Santiago de los Caballeros nace el novelista, sociólogo, ensayista y patriota Pedro Francisco Bonó, autor de la que todavía es considerada por algunos críticos literarios como la primera novela dominicana: El montero, publicada en 1856 en el periódico español El Correo de Ultramar. A esa obra nos referimos en nuestra obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana (1993). Con prólogo de Emilio Rodríguez Demorizi, El montero fue editada en volumen en 1968 por Julio D. Postigo dentro de la «Colección Pensamiento Dominicano». Bonó, que murió en San Francisco de Macorís el 13 de septiembre de 1906, también publicó: Apuntes para los cuatro Ministerios de la República (1857) y Apuntes sobre las clases trabajadoras dominicana (1895).
21 de 1850. Nace, para iluminar las letras nacionales, la insigne poetisa Salomé Ureña. Sobre ella publicamos un opúsculo en 1997: Salomé Ureña de Henríquez: primera dominicana en publicar un libro de poesía. Si Leonor de Ovando es, según Marcelino Menéndez y Pelayo, «la primera poetisa de que hay noticia en la historia literaria de América», Salomé Ureña es la primera autora dominicana que publica, en 1881, un libro de poesía: Poesías de Salomé Ureña de Henríquez. Trae prólogo de Monseñor Fernando Arturo de Meriño. Este hecho convierte a la madre del más prominente humanista dominicano de todos los tiempos, Pedro Henríquez Ureña, en una pionera desde el punto de vista histórico-bibliográfico, y específicamente en el ámbito de la creación literaria. El libro de la fundadora del Instituto de Señoritas (1881-1893) hace su aparición seis años después de haber sido publicada la primera antología literaria dominicana: Lira de Quisqueya (1894), del puertoplateño José Castellanos, quien incluye en dicha obra siete poemas de la reputada poetisa y ejemplar educadora, cuya trágica muerte aconteció, en la zona colonial de la ciudad de Santo Domingo, el 6 de marzo de 1897. Sus restos descansan, desde el 21 de octubre de 1988, en el Panteón de la Patria, en la misma cripta donde reposan los restos de su Pedro.
23 de 1861. Gastón Fernando Deligne, considerado como uno de los dioses mayores de la poesía dominicana, nace en la ciudad de Santo Domingo. Residió por muchos años en San pedro de Macorís, ciudad que lo acogió y lo amó como a un hijo legítimo, llorando su muerte en 1913. Fue colaborador de las revistas Letras y Ciencias, La Revista Ilustrada y Cuba Literaria. Poemas suyos dignos de figurar en cualquier exigente antología poética dominicana son: “Angustias”, “Confidencias de Cristina”, “Mairení”, “En el botado”, “Aniquilamiento” y “Ololoi”. Ahora bien, ¿quién que haya estudiado en alguna escuela dominicana no recordará el emblemático poema “Arriba el pabellón”, escrito en 1895? He aquí esa memorable pieza poética de hondo sentido patriótico:
Arriba el pabellón
Pues cada matiz encierra
lo que hicieron los mayores
por el bien y los honores
y el rescate de la tierra.
El rojo de su gloriosa
decisión dice al oído,
‘Soy -dice- el laurel teñido
con su sangre generosa’.
Es el azul de su anhelo
progresista clara enseña
color con que el alma sueña
cuando sueña con el cielo.
El blanco póstumo amor
a sus entrañas se aferra
dar por corona a la guerra
el olivo al redentor.
Presenten armas!… Ya ondea
el Pabellón y se encumbra
bajo el sol que deslumbra
y el clarín que clamorea;
ladra un can del estridente
sonido sobresaltado
arede en aromas el prado
rompe en trinos el ambiente.
¡Que linda en el tope estás
Dominicana bandera!
¡Quién te viera, quien te viera
más arriba mucho más!
En 1908 Deligne publica su obra más importante: Galaripsos. Otras obras de su autoría: Soledad: narración en verso (1887), Romances de la Hispaniola (1931, edición póstuma) y Páginas olvidadas (1944, edición póstuma).
23 de 1900. En esta fecha tiene lugar, en Santo Domingo, el nacimiento de la poetisa, dramaturga, pintora y educadora Delia Weber, quien viviría hasta el 28 de diciembre de 1982. En artes plásticas tuvo como maestros a Celeste Woss Gil y a Abelardo Rodríguez Urdaneta. Su militancia cultural fue ejemplar, al igual que su activismo faminista: fue de las fundadoras del Club Nosotras y de Acción Feminista Dominicana. Publicó varias obras poéticas (Encuentro, 1939; Los viajeros: poema dramático, 1944; Apuntes, 1949; Espigas al sol, 1959; y Estancia, 1972) y un libro de cuentos: Dora y otros cuentos (1952).
29 de 1901. César Nicolás Penson, el célebre autor del libro de tradiciones Cosas añejas (1891), expira en esta fecha en la ciudad de Santo Domingo, donde había nacido el 22 de enero de 1855. El crítico Vicente Llorens lo valora así: «Sus poesías, narraciones, ensayos críticos, estudios de filología y folklore, sin contar sus traducciones, reflejan la variada cultura literaria de Penson y las aptitudes de su espíritu curioso. Como poeta ha dejado composiciones muy estimables, en donde se encuentran sorprendentes aciertos de expresión». «La víspera del combate», escrito en 1895, es su poema más conocido. A Penson debemos su valiosa Reseña histórico-crítica de la poesía en Santo Domingo (1892). Una calle de la ciudad de Santo Domingo lleva su nombre.
Fotos: Archivo de imágenes de CEDIBIL.