Cuando hace 18 años salió a la luz el volumen con la obra poética completa de Aída Cartagena Portalatín, realizada por Miguel Collado, la literatura dominicana estaba cumpliendo con una vieja deuda con esta gran poeta, mujer de arrojos, que fue capaz de establecerse en el medio poético de entonces, y específicamente como parte de La Poesía Sorprendida, con un canon personal de ruptura.
Se tuvo a mano desde el inicio de este milenio toda la poesía de Aída y «sola con su estatura» ella volvió a ser materia de lectura, de estudio y de homenaje. Porque no otra cosa fue este importante volumen coordinado por Collado, una manera de leer y releer a Aída, de estudiar a fondo su trayectoria poética y de rendirle el reconocimiento que su poesía ha merecido siempre.
La labor recopiladora de Collado, como la de publicar textos de otros autores que eran desconocidos por la mayoría, y de facilitar el examen de nuestra historia literaria, ha ido creciendo desde entonces, y desde antes, por lo cual el estudioso de nuestra literatura y el lector dominicano en general tiene ahora con él otra deuda: la de la gratitud y la de la valoración de su incansable tarea.
José Rafael Lantigua