Por Rosa Velázquez
Hostos Community College/CUNY
Festejando sus décadas de seguirvolando y eliminando barreras…
Leer la poesía de Yrene Santos es transitar por el fascinante mundo de símbolos alusivos a su vida como mujer y poeta. Uno que atrajo mi atención fue la imagen de Eros, el gran Dios de la mitología griegas simbolizando el amor erótico y el impulso creativo. Como expresara la poeta en Disolución Poética: y “Eros ahí, desde el principio / hasta el final correspondido”. Desde esta perspectiva erótica la poeta articula su discurso lírico: la poesía pasa a ser su amante creador. Para seducirlo tuvo que enfrentar el reto de encontrar su propia voz, despojada de todo tipo de tabúes. De ahí que su voz lírica rechace los modelos femeninos establecidos en la sociedad patriarcal en vías a lograr su plena realización. El caracol y su figura en espiral simboliza su anhelada búsqueda de libertad personal y artística. Como ella lo expresara en ¿Cuántas veces te lo voy a decir Teresa? “un nuevo sol te brinda un optimismo/Un caracol en busca de libertad”. En este monólogo consigo misma alude a su necesidad vital de transformación como mujer y como poeta.
Tras la búsqueda de una poesía desnuda sin todo tipo de tapujos en Liberación declara: “El mundo ha pedido que me encierren /hablan de mi violación al edén / olvidé los muros / olvidé las leyes /recordé aquel beso / Allí me amaron”. Continúa en busca del pleno placer que sólo su amante poesía podía satisfacer en El sexo se derrama: “Cesa el sexo después de media hora/desvestidas sus almas/dos se han besado.” Simbiosis de un encuentro entre dos cuerpos amorosos en su momento creativo: amante y amado en pleno éxtasis creador. La poeta reafirma su ansiedad ante la espera de su amante poesía en El incansable juego: “Las cuatro /las cuatro y treinta y cuatro / me vuelvo hacia la pared/ansiosa espero la palabra/la que no me alcanza/esa que quema/La de todos los días.” Esta apasionada espera diaria de la poesía la lleva a rumbear con la palabra en De rumba me voy. “la palabra que por años/me provee esta felicidad en el papel” ¡Presenciamos la poesía encarnada en un festivo, sensual y erótico placer! Una poética en estrecha relación simbiótica entre la poeta-creadora y la poesía-creada, en la que ambos se funden en un mismo cuerpo poético creativo. En “Jugar con la palabra y acostarme con ella”, sigue concibiendo sueños apasionados en su prosa poética Reencuentro, con la que intenta darle sentido a su existencia. “Volar ¡Qué hermoso era volar!, eliminar las barreras, los silencios que no pueden gritarse, la realidad del dolor, Ya nada me asusta”.
En Me sorprendió geométrica los símbolos que configuran la obra de Yrene están estrechamente relacionados con códigos geométricos. La naturaleza y el universo poseen un lenguaje geométrico que es determinante en las artes y en la vida de todos los seres humanos. La figura del caracol, relacionada a la imagen de Eros, se caracteriza por un movimiento cíclico en espiral en continúa rotación y renovación que vive la poeta protagonista. Además hay que señalar, que estas imágenes metafóricas se relacionan, entre sus múltiples simbolismos, con la feminidad, la fertilidad y la sexualidad. Un símbolo geométrico de resistencia contra la discriminación y prejuicios hacia las mujeres, es el triángulo negro con la punta hacia abajo, que además representa la vagina, aparece en el poema Geometría: “Y guardé mis quejas/Las soledades que bullían en mi V descuidado/ Me celebré yo misma entre las sábanas.” Con estos versos transgresores la poeta reivindica su palabra y su cuerpo expresando rechazo a las normas sociales patriarcales, a la vez que se sitúa entre grandes poetas hispanas que han abordado el tema erótico y sensual. Fue valiente al transgredir normas sociales establecidas enfrentando y anulando la frase que todas escuchamos desde pequeñas: “de esas “cosas” las niñas no hablan”. En otras palabras, hay una doble moral una para los hombres y otra para las mujeres. En este escenario de gran represión social surge un discurso femenino transgresor en Hispanoamérica desde finales del siglo X1X. Entre éstas valientes poetas vale mencionar a Delmira Agustini (1886-1979), Alfonsina Storni (1892-1958), Juana de Ibarbouru (1892-1979), Julia de Burgos (1914-1953), y otra de mitad del siglo XX1 Gioconda Belli (1948) que inspiraron a tantas poetas a ser protagonistas auténticas y fieles a sus propias historias en una sociedad en la que prevalecen los tabúes, sobre todo cuando el erotismo se expresa desde la perspectiva femenina.
En el caso de Yrene Santos nos sorprende no sólo lo “arriesgado” de su discurso erótico, sino además la construcción de su lenguaje poético. En Desnudez del silencio (1988), su primer libro publicado en República Dominicana, señala como su “ocupación: hacer borrones de poesía para/compensar la existencia”. Le siguen El incansable juego (2002), Después de la lluvia (2009), Me sorprendió geométrica (2013), y Septiembre casi termina y otros poemas (2016). Hemos sido partícipes de su evolución personal poética tal como lo expresa en Tríptico, “debo buscar otras palabras/Para continuar el diario de toda mi vida.” Tras la búsqueda de nuevos placeres poéticos y “enloquecer para darle paso a la libertad” llega a experimentar con nuevas formas expresivas. En el poema visual “Geometría” la poeta explora con versos rítmicos de una sola palabra o varias palabras enlazadas a los versos siguientes, logrando un ritmo poético no tradicional. En este geopoema visual la poeta incorpora palabras y formas geométricas ingeniosas en movimiento que dibujan un universo mágico de galaxias en espirales en continúa creación y evolución, que configuran un mundo revelador de su condición de mujer y su quehacer poético. En Yrene apreciamos una voz lírica en constante reflexión de sus sentimientos, sus sensaciones e impresiones. Es evidente, que su poesía versificada como su prosa poética enriquecen su obra creativa por su constante éxtasis de “jugar con la palabra y acostarse con ella”. Una vez que iniciamos la lectura de su poesía es admirable el manejo del lenguaje lírico despojado de artificios que le permite autodefinir su yo femenino en una sociedad que impedía su plena realización como mujer poeta. ¡La poesía es el espejo donde se ve reflejada! Ésta la lleva a asumir su propia voz con un lenguaje poético erótico libre de eufemismos. Para lograr la anhelada libertad era necesario reivindicar la palabra y el cuerpo. Como señala Antonio Acevedo Linares en La poesía, el amor y el erotismo: “En una sociedad reprimida y de doble moral como la nuestra la reivindicación del cuerpo y la palabra es un arte poético y erótico que es necesario humanizar y su función social debe ser la belleza, la libertad y la realización humana”. ¡Estas son las cualidades que mejor distinguen a Yrene y a su poesía liberadora! Sólo nos falta agregar que su poesía refleja su sencillez y sinceridad. La erotización de la palabra le ha permitido crear un mundo poético simbólico con gran destreza artística en sus mágicos y apasionados encuentros con Eros en ¡libre deleite de la palabra y el cuerpo! Su cautivadora poesía es un diario abierto, entrelazada con reflexiones de sus vivencias y su autoobservación. ¡La poesía es la que habla por ella!
Mientras leía a Yrene recordé un poema del gran poeta Juan Ramón Jiménez (1881-1958), que personifica su éxtasis amoroso creativo: “Vino, primero, pura/vestida de inocencia/Y la amé como niño/ “Y se quitó la túnica, /y apareció desnuda toda/ ¡Oh pasión de mi vida, poesía/desnuda, mía para siempre!” En ambos poetas apreciamos un delirante amor por la poesía, en la que el sujeto del discurso pasa a ser la poesía misma. Juan Ramón busca la pureza y la desnudez erótica en su amante poesía personificada, inspirada en los códigos modernistas. En Yrene se convierte en un espacio poético vital de autoconocimiento a través de un discurso lírico enraizado en conceptos geométricos. Siempre a la espera de un nuevo amanecer poético va tras, ¡la búsqueda del amor por la palabra por la vía del deseo!
La obra poética de Yrene Santos se distingue por su calidad artística y además, por su temática en la que presenciamos su desarrollo personal y creativo desde que comenzó a cuestionarse los roles impuestos a la mujer en “Quiero ser mujer no fragmentada”, seguido por ¿Cuántas veces te lo voy a decir Teresa? con los que inicia un cambio crucial que la conduce a “Me sorprendió geométrica”. En éste es evidente la libertad temática y de recursos estilísticos que están en función de una poética amatoria de la palabra deseada. El erotismo pasa a ser un tema recurrente en la poesía y en otras expresiones artísticas a través de la historia. Yrene evoluciona en una mujer poeta despojada de todo tipo de artificios y prejuicios sociales. En este proceso catártico a partir de su geopoesía aparece su libro más reciente “Brevísima palabra”, en el que reconocemos una voz más reflexiva y un lenguaje simbólico más sintetizado, en un solo verso expresa: “El corazón es un océano con remolinos infinitos”, aludiendo a los ritmos cíclicos de la espiral que rige el cuerpo humano y el universo. ¡Ella se transmuta en un mágico mándala de gran colorido simbólico en continúa rotación amorosa! Reitero leer a la gran poeta Yrene Santos es todo un festín poético visual de aprendizaje.
¡Felicitaciones!