SANTO DOMINGO – Cuando el lanzador de Grandes Ligas Danny Salazar se sometió a cirugía de su hombro este año, pensó que el proceso de recuperación duraría tres meses, por lo cual puso en agenda lanzar, posiblemente toda la temporada invernal 2018-19, con el que llama “el mejor equipo”, sus Tigres del Licey. Pero cuando su médico le dijo que tardaría seis meses, se esfumaron los planes: simplemente no puede.
De visita en el país después de dos años de ausencia (excepto cuatro días del 2017) para ahora seguir de cerca el proceso de construcción “de la casa soñada de mi madre”, el diestro de los Indios de Cleveland afirma sentirse bien físicamente, pero con su hombre operado débil, por lo que descarta lanzar siquiera dos innings, aun si el Licey pasara a la final. “Para ser sincero, no puedo”, zanjó.
“Ahora es que me estoy fortaleciendo, empecé a lanzar por primera vez después de la cirugía a principios de este mes (diciembre) y ahora voy lanzando por 75 pies”, indica Salazar.
Explica que un lanzador que esté sano, para jugar en Grandes Ligas debe tomarse dos meses de preparación, pero que viene de una cirugía con ocho meses sin lanzar y aunque se siente bien, “los músculos de mi hombre siguen débiles y me canso pronto cuando lanzo rápido”. Señala que ya ha pasado por ese proceso y sabe que eso se toma hasta cuatro meses en tomar la forma.
Eso sí, a la distancia, desde Estados Unidos, Danny afirma que ha seguido las incidencias del equipo a través de sus conversaciones con su compañero en Cleveland, el receptor Roberto Pérez cuando estuvo en los felinos, y especialmente con el colombiano Gio Urshela, que también fue de la Tribu, quienes les informaban “como estaban las energías del equipo”, en el que afirma “ha hecho su raya”.
Confiesa que se ha sentido muy emocionado con el gran equilibrio que se registró en la serie regular, con dos triple empate y diferencia de un juego, que si perdían los de arriba, se igualaban todos.
“Eso es algo muy emocionante; esto es lo que le da más emoción a uno, que es de aquí y es donde a uno le gustaría que toda su familia pueda verlo lanzar”, le dijo Salazar a Juan Carlos Hidalgo durante una entrevista en Nagua.
Sobre sus planes tras la recuperación, afirma que su idea de “construirme” es volviendo a su rol original como abridor, lo que ha hecho en sus 13 años de beisbolista. Confiesa “de manera sincera”, que no se ha sentido cómodo cuando fue colocado en el bullpen, pero que él es un empleado y hará lo que diga su jefe, porque ser relevista es cuestión de ajuste “que toma un poquito de tiempo adaptarse”.
“Para mi equipo (Licey), siempre tiene la vibra positiva de mí; siempre lo apoyo, siempre lo sigo; la fanaticada este año ha estado apoyando increíblemente, como siempre; y me gustaría seguir viendo el play lleno cuando lo veo por televisión o por internet, porque eso, aunque no lo crean, el fanático es que hace que el equipo juegue mejor; cuando la fanaticada siempre apoya a su equipo, el pelotero va a dar el cien por ciento, más por los fanáticos que por el equipo”, razona el lanzador cuando se le pidió un mensaje a los seguidores del Glorioso.
¿Qué significa para ti ser parte de los Tigres del Licey?, le inquirió el entrevistador: “Bueno, yo tengo mi raya hecha (risas)”. Y continuó: “El mejor equipo de aquí, de República Dominicana, sin duda; muy orgulloso de ser parte de esa familia”, apunta.
Fuente: Prensa Licey