Una colección de prendas bien definidas, de busto redondeado y faldas hasta el tobillo llegaba esta vez de las manos menos esperadas: Miuccia Prada y su colección Miu Miu.“La belleza de modos diferentes, pero belleza”, dijo la diseñadora italiana, cuya estética deliberadamente ‘fea’ cambió la forma de ver la moda en los 90.
Pero ya no había nada de aquellos colores ácidos, los cortes incómodos o las mezclas difíciles. El front row estaba lleno de estrellas de cine ultrajóvenes en ciernes que se sentirían atraídas por el por poder del denim, aunque me sorprendieron en Miuccia muchas chaquetas y vestidos con bustos de elegantes líneas. No tanto los zapatos, que tenían esa perversidad tan típica de los stilletos de Prada con tacones de aguja acabados en un disco del tamaño de una moneda con el que remachar el suelo. El público estaba rendido a las modelos, con algo más de peso y con más curvas que de costumbre, esperando para que llegaran a su sitio.
Era el país de las damas elegantes; perlas en el cuello y gruesas telas que casi eran tapices con sus estampados de estilo Art Nouveau.Había faldas largas y una alternativa igual de retro: los pantalones estilo jodhpur. Pero también había encanto y alegría en esta colección. Por supuesto, aparecieron los conjuntos de jersey tan Miu Miu, el terciopelo combinado con denim o los abrigos y faldas de damasco que irradiaban ironía. Pero este toque diferente iniciado en Miu Miu enciende una nueva chispa de cara a la próxima temporada.
Fuente: Vogue