Pero no es que la diseñador haya rescatado tejidos británicos o looks hippies, como hubiera hecho en el pasado. Esta vez, había ciertos aires gaélicos materializados en un jersey bretón de rayas verticales, combinado con pantalón holgado y lucido con las manos despreocupadamente en los bolsillos. O también, una chaqueta corta como encogida, o un top con falda que dejaba a la vista un retazo de piel a la altura del estómago, y en ese espacio al aire, colgaban cuerdas que le daban a la ropa un tono marinero.
Clare fue tan abierta tan fresca y tan accesible como sus prendas veraniegas cuando le pregunté por qué en esta colección de primavera/verano 2017 parecían resonar ecos franceses.
«Ha sido interesante volver y realmente captar otra perspectiva de París, diferente a la de vivir aquí permanentemente», dijo.
Creo que esa ha sido en parte la razón por la que decidí cambiar las cosas y aplicar más sastrería, todo mucho más chic. Y buscar ese look parisino de colores brillantes tras el que subyace cierta sensualidad. El corte es muy definido, pero sexy.»
Había notas náuticas en las blusas de cuellos marineros y en los top oversized en azul marino combinados con faldas ceñidas con un nudo marinero a la cintura, lo que podría denotar una nueva tendencia para la próxima temporada.
Aunque hubo mucho que digerir, el resultado general fue fácil y deportivo, de ropa equilibrada muy femenina con decoraciones de artesanía fina.
Aunque un vestido blanco cubierto de aplicaciones de flores fue el que capturó realmente la dulzura de la chica Chloé. La diseñadora lo llamó «inocencia floral». Sus contestaciones rápidas fueron tan buenas como su exhaustivo trabajo.
Fuente: Vogue.