Milagros Batista comenzó a tejer con siete años. Ahora, esta artista nacida en Puerto Plata triunfa en la Gran Manzana.
Diseñadora de moda y emprendedora pero su etiqueta profesional no es lo más importante. Milagros Batista es una dominicana con “raíces de campo”, que lleva en la sangre su isla y la costura y que ahora triunfa en la Gran Manzana.
Pero para esta mujer nacida en Puerto Plata no todo ha sido un camino de rosas. Empezó a tejer con siete años, limpiando la casa donde el grupo de mujeres de su pueblo tejían para poder pagarse las clases. Su primer vestido lo terminó con 12. Este le acompañó en su viaje a EEUU, a donde llegó con 14, y aún lo guarda orgullosa.
Ahora tiene 62 años, toda una vida entre hilos, lanas y agujas. Carga con varias colecciones a sus espaldas, ha participado en el Latinista FashionWeek 2015, cuenta con un grupo fiel de clientela y la vista puesta en muchos más proyectos, entre los que destaca unas clases que impartirá en colaboración con CUNY y sus proyectos comunitarios.
¿Cómo fue el cambio República Dominicana por EEUU?
“Mi padre vino solo en el 1961. Era marino mercante y poco a poco fue prosperando hasta poder traerse a mi mamá y a la hija pequeña. Con el tiempo pudo traernos al resto de hermanos. Yo en esa época seguí tejiendo con intensidad pero también tenía que ir al colegio sin tener ni idea de inglés. Afortunadamente siempre fui aplicada y rápidamente destaqué en las clases de costura”.
“Para nosotros fue un cambio enorme, pero positivo. Veníamos de vivir en una casa muy chiquita, con dos habitaciones, y cambiamos a una casa con cuatro y que tenía televisión, en Columbia Street, que es lo más cerca a los muelles. ¡Imagínate!”.
¿Y cómo ha evolucionado el estilo de Milagros Batista?
“Mira, mi hija se sigue poniendo cosas que hice hace 30 años. Mi estilo es muy personal y clásico. Todos mis diseños tienen mi firma, una seña de identidad. Mi traje tradicional es un dos piezas con manga de tres cuartos y de crochet, pero de estos básicos nos adaptamos a las tendencias. Por ejemplo el ‘crop top‘ se ha llevado muchísimo y se ha incluido en los diseños”.
¿En qué se inspira para crear piezas originales? ¿Cómo es fiel a su estilo a la vez que sigue sus encargos?
“Siempre hay cosas nuevas para innovar. Tengo muchas clientas fijas que me piden diseños clásicos pero, por ejemplo, acabo de hacer un vestido de novia. ¡Tan especial! Yo diseño para una mujer que quiera sentirse cómoda y también ser provocativa, así que arriesgo con piezas que no son para todo el mundo. Una prenda que sorprende mucho es el pantalón tejido y cuando te lo ves puesto te das cuenta lo bien que sienta, con una caída bellísima. Quien se lo pone se queda con ello”.
“Para mí, tejer y el color de los diseños tienen algo espiritual. Necesito tener una conexión con lo que hago y con la persona que lo va a llevar puesto. Esa sensación no me la da el dinero y de ahí viene la inspiración y la tranquilidad que me da tejer”.