Ynmaculada Cruz Hierro
La artista y comunicadora dominicana presentó su “El tiempo pasa… ¡pero yo no!”, en el que cuenta su vida personal y profesional
Santo Domingo (D.N.), Republica Dominicana.- De ser una niña rara, llegar virgen al matrimonio, tener el don de escuchar la voz de Dios y el de la premonición. Vivir la violencia intrafamiliar y poseer un “salero”, el que se dedicó a mantener a pesar de las adversidades, son parte de las revelaciones que hace Charytín Goico en el libro autobiográfico y audiolibro “El Tiempo Pasa… ¡pero yo no!”.
“La Rubia de América”, quien nunca se ha dejado ver sin labial rojo y su pelo rubio arreglado de salón, lanzó en el país su autobiografía un “shiny talk”, con la periodista y amiga, la colombiana Luz María Doria, en el marco del evento “Day to Shine”, que organiza la revista “Shine Magazine” y que dirige la comunicadora Evelyn Betancourt.
En un salón repleto de invitados, Charytín recibió la sorpresa de su compatriota, la artista y amiga Ángela Carrasco, a quien Chary recibió con emoción y un fuerte abrazo. También estuvo presente el periodista Ismael Cala, quien obligó a Charytín a confesar, quizás, una de sus actividades más íntimas.
Al final de la exposición Cala le preguntó si ella era multiorgásmica, teniendo una respuesta positiva por la comunicadora, quien aclaró que, en toda su vida, solo tuvo intimidad con su fenecido esposo Elín Ortiz.
El libro recomendado como manual de vida y el que fue escrito durante la pandemia, contiene 41 capítulos, 269 páginas y un prólogo escrito por su amiga y cantante Gloria Estefan.
“Para mí, Charytín es el vivo ejemplo de todo lo que puede lograr una mujer con trabajo, dedicación y amor, sin sacrificar su vida personal. Ella ha sabido mantener un exquisito balance entre su vida profesional y privada que la ha llevado al éxito en todas sus facetas de su vida”, la define Gloria en el prólogo.
Secuestrada por su padre
María del Rosario Goico Rodríguez, su nombre real, vivió sus primeros años en España junto a su madre Rosario Rodríguez “Charito”, una abogada de profesión. Ambas huyeron de la violencia intrafamiliar que ejecutaba su padre, el juez, Salvador Goico.
Viviendo en Santo Domingo, su abuela materna y su madre planificaron el viaje luego que Charytín, con apenas 18 meses, fuera secuestrada por su padre y llevada, durante dos días, a una casa de prostitución en donde la cuidaron. La niña fue devuelta a su madre y emprendieron un viaje a España en donde permanecieron por diez años.
A partir de este horrible hecho Charytín comienza a percibir lo que le guardaría la vida, fruto de la violencia y el alcohol.
Una década después Charytín y su madre regresaron a República Dominicana y esta tiene un encuentro, no muy afable, con su padre don Salvador, el que marcaría la distancia entre ellos, con una relación basada en el miedo, pero luego llegaría el agradecimiento eterno, por ser su padre quien la apoyara para iniciar su carrera artística.
De su padre heredó el buen humor y el talento artístico. “Mi padre cantaba en mi casa con una guitarra y yo le acompañaba. Esos fueron momentos felices que viví junto a él”.
También fue su padre quien la lanzó al matrimonio, ya que solo bastó que Elín le comunicara que estaba interesado en su hija para amarla cuando, de inmediato le preguntó qué día era la boda, y así se casaron en dos meses.
Una niña rara
Charytín nació artista, viviendo en España su familia le decía que era una niña “salerosa” (persona que tiene salero o gracia), así que cuando llegó al país y tuvo que vivir la amargura de la violencia, se ocupó de no perder ese “salero” que traía de nacimiento.
Su afición por mostrar lo que sentía y cómo se sentía hacía que la definieron como una niña rara. “Mi niña no es rara. Mi niña es diferente. Charytín es diferente a los demás, pero eso no significa que sea rara”, decía su madre. Esto le dio fortaleza para no sentir temor de ser la persona que era.
La voz de Dios
Charytín es una persona muy sensible, en el capítulo “Mi primer encuentro con Dios” revela cómo en medio de una travesía una voz le habló para que se protegiera y, de seguro, salvar su vida de unos maleantes. Desde ese día, viviendo en el Seibo, y siendo una niña, ha escuchado una voz que le advierte y la tranquiliza.
Ella está segura y afirma que se trata de la voz de Dios. Esa voz que hace unos años le confirmó que no moriría en un accidente aéreo, por eso logró perderle el miedo a los aviones. Charytín es católica y reza el rosario todos los días, el cual lleva como pulsera en su mano derecha.
En una ocasión siendo adolescente y por curiosidad abrió las cartas del Tarot y sin recibir ningún entrenamiento, pudo ver que sería madre de tres hijos y como la empleada doméstica de su casa perdería uno de sus hijos.
También pudo sentir y ver claramente la muerte de un amigo de la adolescencia, y como gente querida la veía transformadas en su lecho de muerte, como una clara señal de que partirían de este mundo. Así sucedió con su abuela materna y la primogénita de Elín. Esto la ponía muy triste por eso pidió a Dios que no le permitiera volver a ver a nadie más antes de morir, tampoco ha vuelto a ver las cartas del Tarot.
Virgen al matrimonio
Un mes y medio tuvo que esperar su esposo Elín Ortiz para tener una completa intimidad con su esposa Charytín Goico. La noche de su boda Chary no sabía nada de sexo, solo que había leído en las novelas de Corín Tellado, en las revistas vanidades.
Elín, que le llevaba 15 años de edad, y llevaba dos matrimonios, entendió la inmadurez y el poco conocimiento de la joven dominicana sobre sexo, y se dedicó a comprenderla, hasta que ella estuviera lista. En su libro Charytín cuenta que esa primera vez no fue nada bonito, más bien muy doloroso, pero que luego el tiempo fue llevándola por el camino de la pasión. Con su esposo Charytín procreó tres hijos (Shalim y los gemelos Alexander y Sharina) y tuvo una relación basada en el respeto, la admiración y el amor.
Fuente: listindiario.com.do