Jesús, Rey-Mesías, ha entrado en Jerusalén, humilde y montado sobre un burrito.
Llevando ramos anunciamos la pasión, muerte y resurrección del Señor, Aquel que siendo Dios no se aferró a sus honores, poderes y supremacía.
Se humilló hasta llegar a la muerte en Cruz. Su Padre Celestial no lo abandonó, sino que lo Resucitó y por ello se le ha dado el Reino, el poder y la Gloria en el Santísimo Sacramento del Altar.
Dispuestos al sacrificio como Cristo por los familiares.
Dedicados a sembrar el bien en los ambientes laborales.
Vivir con humildad y bajo perfil el servicio en la Fe Católica.
Nos disponemos a vivir la semana más importante del año y de nuestras vidas, en la que Cristo hacer suyos nuestros trabajos, esfuerzos, fatigas y lágrimas si hacemos nuestra su dolorosa ygloriosa Pasión.