Domingo en que la Cuaresma toma en el Año Litúrgico C el giro de la Misericordia.
Tanto el pecado de una vida desordenada y de excesos, como el pecado de una vida de rigidez, ambición y envidias llevan a la más espantosa miseria.
¿Cuál de los dos es el hijo más problemático? ¿Cuál familia es perfecta?
El hijo menor es la radiografía de quién entiende la vida patológicamente de manera mundanal, y el hijo mayor es el espejo de la persona intransigente y apegada enfermizamente a sí misma, ni es feliz y hace infelices a los demás.
Al hijo mayor le dice el Padre Celestial:
todo lo mío es tuyo, siempre lo ha sido y lo será. No eres mi sirviente. Y al menor no le deja hablar, sino que lo lleva de la mano sin importar con quiénes estuvo, qué hizo y porqué volvió por pura hambre, pobreza e interés. Simplemente:
¡Qué bueno que estás aquí!
Pasemos todos a la Mesa donde está servido Cristo mismo, el más grande amor.