Angustia grande, oscuridad tenebrosa, catástrofes naturales, situaciones avasallantes inesperadas fuera de nuestro control.
Solamente Jesús en la Eucaristía que vendrá cada día podrá confortarnos y darnos la seguridad de que no estamos abandonados.
En toda situación adversa nos toca llevar la Buena Noticia del Cuerpo y Sangre de Cristo que nunca pasará, pase lo que pase.
¡Vendrá el Hijo del Hombre en un tiempo no distante y a una hora muy próxima! De esto no podemos dudar, pero si tomar medidas inmediatas al respecto.
Dios será justo. Sacará a la luz las intenciones de nuestro corazón.
El Dios que nos ha creado, que en Cristo nos ha salvado, no quiere que nadie se pierda.
Salgamos pronto, de inmediato a compartir tanto que Dios nos ha regalado, sin merito propio, con quién lo necesite sinceramente.