La formulación presupuestaria del gobierno central para el 2020 prevé un monto de ingresos fiscales por RD$ 750,823 millones y gastos por RD$ 861,074 millones, lo que deriva en unos resultados financieros deficitarios previsibles del orden de los RD$ 110,251 millones, monto superior al desbalance financiero del 2019 que alcanza los RD$ 75,525 millones, para un incremento por diferencia del orden de RD$ 34,726 millones y un aumento del déficit financiero en términos absolutos y nominales.
Por el lado de la presión de los ingresos, el presupuesto correspondiente al 2020 proyecta una presión fiscal de un 15.3 % y tributaria de un 13.8 %, contra un 16.0 % y un 14.8 %, respectivamente en el 2019, ambas del PIB, para una diferencia menor respecto al 2019 de un 0.7 % y un 0.5 %, también respectivamente. El incremento proyectado de los ingresos fiscales es situado por el presupuesto en 8.8 % y el del PIB nominal solo contempla una expansión del 7.9 %, equivalente a una diferencia del orden del 0.9 % en la que los ingresos crecerían más que la economía.
Con relación al gasto público previsto del 2020, este supera al del 2019 en RD$ 95,619 millones y en términos relativos como expresión del PIB equivale a un 17.5 %. El monto total del gasto público en 2019 es de RD$ 765,455 millones y el consignado para el 2020 es de RD$ 861,074 millones, equivalente a un crecimiento del 12.5 % y comparado con el crecimiento estimado del PIB nominal que es de un 7.9 %, la expansión del incremento del gasto público superaría en un 4.6 % al aumento del tamaño la economía.
Tanto la expansión de los ingresos fiscales, el gasto público para el 2020, como el crecimiento del PIB nominal, al compararse, se puede apreciar que los ingresos fiscales tienden a coincidir con el incremento de la economía nominal; no así acontece con el aumento de los gatos que superan al crecimiento del PIB corriente. La política presupuestaria nacional continúa consignando y ejecutando un gasto público superior al de la economía, una de las causales del déficit financiero y una amenaza contra la sostenibilidad de las finanzas públicas.
De conformidad a la política presupuestaria de los ingresos, el del 2020 contempla como fuentes la no aplicación del ajuste por inflación prevista en el Código Tributario para las personas naturales, la aplicación de impuestos a los contenidos digitales provistos por plataformas internacionales por concepto de ventas de servicios de internet, fortalecer la detección del comercio ilícito de los alcoholes, cigarrillos y combustibles por medio a programas de trazabilidad y, la aplicación del cobro del 1.0 % establecido en la Ley 139-11 a las ventas brutas de los casinos y juegos de azar, entre otras medidas.
La no aplicación del ajuste por inflación a los asalariados, al menos para lo que va desde el 2017 a agosto del 2019, ha tenido un impacto negativo equivalente a no menos un 7.0 %, relativos a los beneficios dejados de percibir por los empleados del sector formal de la economía, lacerando por esa vía el nivel adquisitivo del salario.
En lo concerniente a la política del gasto público, la rigidez presupuestaria continua en ascenso, al alcanzar el 90.1 % del total del gasto para el 2020, superior al registrado en el 2019 cuando es de un 88.4 % y en el 2018 que fue de un 83.8 %, indicativo que el espacio presupuestario -derivado de la ausencia de nuevos espacios fiscales- es cada vez más reducido, debido a la carga fija establecida por disposiciones legales, a las erogaciones por concepto de remuneraciones y compromisos financieros ineludibles, entre otros, lo que refleja que el margen de holgura para la asignación del gasto público tiende a desaparecer, al acercarse al 100.0 %.
Tipos de gasto público y financiamiento
La composición económica del gasto público para el presupuesto del 2020 se sitúa en un 84.0 % y un 16.0 % para los gastos corrientes y de capital, respectivamente. La referida estructura sobre el total del gasto es similar a la del 2018 y 2019, demostrativo de la rigidez de la referida tipología de gasto y señal de perjuicio al gasto autosostenible, como el de capital.
Las partidas que se destacan dentro del gasto público corriente son las del gasto de consumo con 37.0 %, similar a la del 2019, el pago de intereses para el 2020 con 17.4 %, inferior en alrededor del 2.0 % al del año anterior, que fue de 19.3 % y las transferencias corrientes que se sitúan en un 24.5 %, cuando la del 2019 fueron de un 22.7 %.
Al examinar el gasto público desde la perspectiva funcional, no se aprecian cambios de importancia en el presupuesto del 2020 respecto al del 2019, pues el desvío positivo o negativo no supera el 1.2 %. La partida de los servicios sociales lidera la participación dentro del gasto total con un 46.8 %, seguida de los intereses y comisiones de la deuda pública con un 19.4 %, luego la de los servicios generales con un 19.3 %, después la de los servicios económicos con un 13.6 % y, finalmente, la de medio ambiente con un 0.97 %.
Respecto al balance financiero proyectado del 2020 que se sitúa en un 2.2 %, el del presupuesto del 2019 es de un 1.7 % del PIB; para una diferencia de incremento de un 0.5 %. El referido balance como expresión del tamaño de la economía, obedece al déficit financiero estimado que asciende a RD$ 110,251 millones, el que junto a las aplicaciones financieras alcanzan los RD$ 136,044 millones para el presupuesto formulado del año próximo.
El déficit financiero más las aplicaciones financieras generan una necesidad bruta de financiamiento del orden de RD$ 246,295 millones para el presupuesto nacional del 2020, equivalente al 5.0 % del PIB, menor al del 2019 que es de un 5.4 %; aunque en términos absolutos es superior en RD$ 14,415 millones y muestra la continua elevación de la referida partida en las formulaciones y ejecuciones presupuestarias.
Para el presupuesto del 2020 se requerirá de un aumento de la deuda pública, que se sitúa en alrededor de unos US$ 2,038 millones por concepto de colocación de bonos en los mercados de capitales internacionales, financiamiento multilateral y bilateral y de aproximadamente RD$86,312 millones de financiamiento doméstico, lo que haría elevar el stock de la deuda de un 40.9 % en el que se encuentra en la actualidad a un 42.9 %, para un crecimiento del 2.0 % del PIB al cierre del 2020.
El plan de financiamiento presupuestario del 2020 contempla que el 35.0 % provenga de fuente interna y el 65.0 % de las internacionales. Una nota destacable en la parte relativa a las aplicaciones financieras es la reducción en la disminución de las cuentas por pagar, que muestra en el presupuesto del próximo año que será de RD$ 46,300 millones, mientras que en el 2019 es de RD$ 65,847 millones.
Como puede advertirse en la presente opinión, el presupuesto del 2020 no contempla cambios de importancia, a no ser por las variaciones que resultan del movimiento natural de la economía, situación que estaría explicada por la fuerte rigidez presupuestaria que no permite flexibilización en el manejo presupuestario.
Para aspirar a cambios estructurales en el presupuesto de la nación, habría que propiciarlo desde una perspectiva de cambios fiscales profundos. El país se prepara para las elecciones nacionales del 2020, escenario que aún no está definido en términos de certidumbre. Un pacto fiscal es imperativo y muy probablemente sea tema de campaña ante la casi ausencia total de espacio presupuestario que permita implementar las promesas de campaña, al tiempo de inyectarle sostenibilidad a las finanzas públicas.