Santo Domingo, Distrito Nacional, RD.- No cabe ninguna duda del papel que juegan las anclas en la navegación marítima, contrarrestar las corrientes y evitar la deriva de la embarcación; lo propio acontece con las anclas de la economía, las de tipo fiscal y monetaria, que son instrumentalizadas a los fines de evitar, detener o superar las turbulencias económicas que precipitan la caída de los principales indicadores de desempeño económico.

Esa es la razón explicativa del grado de profundidad por la que los tipos de anclas que diseña la política económica estén alineadas al nivel de complejidad de sus dificultades, así como también, la velocidad con la que quiera superarla; de ahí que, su implementación en las economías sirva como factor macroprudencial, que propicia el mantenimiento de la estabilidad o su recuperación.

Implementar anclas en las economías de países con debilidades institucionales representa un gran desafío, especialmente para las de tipo fiscal, dado que tienen fuertes cargas y presión social y política; distintas a la del área monetaria, que se encuentran localizadas en sectores económicos, normalmente prestos a colaborar con mayor grado de comprensión, al no tener la premura, tampoco la complejidad, como las de los distintos conglomerados sociales.

El ámbito fiscal enfrenta constantemente demandas sociales de todo tipo, rigideces en el gasto público, insuficiencia de ingresos corrientes, explicado tanto por la baja presión tributaria, como por las demandas insatisfechas, choques externos, etc.; no obstante a esos factores, las crecientes necesidades brutas de financiamiento del presupuesto nacional, muestran la conveniencia de un ancla fiscal que evite futuras turbulencias económicas, originadas en las finanzas públicas que afectan la estabilidad y el crecimiento económico.

Favorecer la implementación de un ancla fiscal que tienda a propiciar equilibrio o superávit primario en las finanzas públicas y establezca techos al gasto y a la deuda pública, serían parte de una mayor responsabilidad fiscal, impulsada mediante mecanismos legales con categoría de ley, que contenga un régimen de consecuencias para los actores, obligados a cumplirlas y hacerlas cumplir.

En el ámbito de las anclas monetarias como se indicó, no sólo son menos complejas, sino además que el país tiene experiencia positiva al implementarlas, mismas que se han utilizado, al menos, para los temas de tasas de interés, tipo de cambio, reservas internacionales y base monetaria.

En el régimen de flotación cambiaria con intervención de ley por parte de la autoridad monetaria que está vigente en el país, el Banco Central ha empleado el ancla de las reservas internacionales en múltiples oportunidades, a los fines de estabilizar el tipo de cambio, afectado por factores coyunturales de la economía o fuera de ella, logrando estabilizar el precio de la divisa en el mercado, como especie de ancla cambiaria, con beneficios colaterales para el resto de la economía.

En marzo del presente año, el Banco Central anunció la inyección de hasta 200 millones de dólares de sus activos internacionales para estabilizar el mercado cambiario, logrando una tasa de cambio sin volatilidad, que ha permitido no superar los RD$47.61, desde marzo a agosto de 2017.

De la misma forma también la autoridad monetaria, dada las precondiciones que se lo han permitido, han anclado la tasa de política monetaria, manteniéndola fija por largos meses, en varias oportunidades, a los fines de estabilizar las tasas de interés del sistema bancario nacional y promover estabilidad en el crecimiento del PIB, con éxitos evidentes y suficientes. Tal ha sido el caso de la tasa de 5.50%, que estuvo fija desde octubre de 2016 hasta marzo de 2017.

Por el lado del ancla de las reservas internacionales netas, al propiciar su elevación y mantenimiento, se ha logrado cubrir para 2017 cuatro meses de importación, un mes por encima de los tres que señala el parámetro de referencia, así como alcanzar la cobertura de 120.0% de la base monetaria restringida y cubrir los compromisos de corto plazo de la deuda externa en alrededor de 333.0%, a diciembre de 2016.

Finalmente, el ancla de la base monetaria restringida, implementada conforme al programa monetario de 2017 y que en su séptimo mes se situó en RD$229,202 millones, ha contribuido para que no existan presiones inflacionarias en lo que va de año, al alcanzar la tasa de inflación 1.20%, a julio del presente año, nivel por debajo de la meta, que es de alrededor de 4.0%.

De manera que, el éxito alcanzado por las anclas monetarias son evidentes, el desafío ahora está en el ámbito fiscal, que aunque se aprecian avances importantes, estos solo son de carácter coyuntural y no obedecen a marcos legales que lo regulen, permitiendo resultados permanentes.