Cuando trabajaba sobre el presente artículo, con el objeto de responder a la presunción de que en el país los hombres ganan más que las mujeres y estando en la etapa de la captura de las informaciones requeridas en las fuentes correspondientes, tropecé con el obstáculo de no encontrar las informaciones requeridas para el tipo de opinión que intento abordar, pese a que para el Banco Central de la República Dominicana, de manera trimestral aplica y publica la denominada Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo.
Realizar una auditoria con el fin de determinar la posibilidad de identificar la prevalencia de una brecha en el ingreso monetario de género resulta una tarea importante y útil si se quiere entender más acerca de la pobreza desde la perspectiva de género, si se quiere empoderar a la mujer, si se desea identificar la brecha de ingreso por rama de actividad, por grupo ocupacional, por edad, por nivel educativo o por tipo de trabajo formal o informal.
El Banco Central lleva a cabo la realización periódica de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, como método estadístico empleado para estudiar la composición y cambios del mercado laboral dominicano. Los datos publicados por la referida entidad mencionada en el párrafo de arriba, se encuentran desagregado por género; sin embargo, cuando se trata de establecer el ingreso monetario por género no están disponible, al menos al público; por lo que resulta no auditable.
No poder realizar una auditoría al ingreso monetario por género imposibilita cuantificar su brecha, al tiempo de que impide medir con exactitud la desigualdad de género en el mercado laboral dominicano. Aunque refiriéndose a la brecha salarial de género –la que es menos abarcadora que la del ingreso monetario- la del tipo salarial en el mundo se sitúa en alrededor del 18.0 % y la de américa latina de un 15.0 %, conforme a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), brecha que se debe a factores como la experiencia, la educación, la productividad, la segregación ocupacional, entre otros.
En la República Dominicana, según varias publicaciones, la brecha salarial de género oscila entre el 11.0 % y el 36.0 %, dependiendo si pertenece al sector formal o informal de la economía. Al margen de la exactitud del dato, lo cierto es también, que el país debe estar alineado a la brecha salarial que prevalece en américa latina.
Al no tener una medición de la brecha de ingreso monetario de género, también esta opinión no puede referirse a las políticas públicas y privadas que se podrían diseñar, adoptar e implementar para atacar y reducir la brecha que presumiblemente existe en el mercado laboral dominicano.
De igual manera, la no separación del ingreso monetario por género, tampoco permite cuantificar en las cuentas nacionales la participación de los hombres y las mujeres en el PIB dominicano, información valiosa a fin de hacer a las políticas públicas más racionales, en particular sobre los marginados por la segregación ocupacional.
No conforme con el tropiezo de no disponer de la clasificación del ingreso monetario por género, esta opinión ha tenido que conformarse con realizar un examen de la información separada que aparece en la encuesta que levanta el Banco Central periódicamente y que publica en su Web.
Conforme a la encuesta continua citada, la de marzo de 2019 revela que el total de fuerza trabajo en el país asciende a 4,937,765 personas, de las cuales, del sexo masculino son 2,886,949 y del femenino 2,050,816, para una distribución de un 58.0 % y un 42.0 %, respectivamente; la indicada composición sesga a favor del hombre el liderazgo de la desagregación de los indicadores. Esta fuerza de trabajo se encuentra distribuida en un 44.4 % en el sector formal y en el informal en un 55.6 %.
En lo referente a la rama de actividad en que se encuentra dividida la población ocupada, el comercio encabeza el primer lugar con un 20.0 %, seguido de la industria con un 10.0 % y luego la agropecuaria con un 8.8 %. Los hombres se dedican más al comercio y a la agropecuaria que al resto de las actividades económicas; en cambio, las mujeres se concentran en forma mayoritaria en el comercio y la enseñanza.
Respecto a la estructura por grupo ocupacional, la fuerza de trabajo se dedica más a los servicios en una proporción equivalente a un 27.0 %, seguido por el grupo de los operarios y artesanos con un 15.0 %. Por género, los hombres se dedican más a ser operarios y artesanos y las mujeres a empleados de oficina.
En términos de categoría ocupacional la mayor cantidad de fuerza de trabajo en la República Dominicana corresponde a ser empleados privados, siguiéndole el de cuenta propia, con una participación de un 39.0 % y un 37.0 %, respectivamente. La población masculina en su mayor parte corresponde a empleados por cuenta propia, seguido por los que se encuentran laborando como empleado privado; en cambio, la mujer, el fenómeno es a la inversa, el primer lugar está ocupado por las empleadas privadas, seguidas por los de cuenta propia.
Con relación a la fuerza de trabajo por tramos de edad, la mayoría se encuentran ubicados en el rango de 40 a 59 años, seguido del de 25 a 39 años, en una proporción equivalente a un 38.9 % y de un 36.0 %, respectivamente. Por el lado del sexo, la fuerza de trabajo masculina replica la composición referida más arriba y la femenina por igual.
En cuanto a la categoría de nivel educativo, la mayor población de la fuerza de trabajo la encabeza la que posee el nivel secundario con un 37.0 %, seguida de la del nivel primario con un 35.0 %, denotando el bajo nivel de grado académica que tiene la población ocupada en la economía dominicana. Por género, en los hombres, la fuerza de trabajo con nivel secundario alcanza el primer lugar; en contraposición al de la mujer que la lidera el nivel universitario, indicativo que el sexo femenino en dominicana a nivel académico está mejor instruida.
En la República Dominicana, ante la ausencia de la medición del ingreso monetario de la fuerza de trabajo por género, no estamos en capacidad de poder afirmar o negar si los hombres ganan más que las mujeres o lo contrario.