Los potenciales interesados en Banco Popular empiezan a mover ficha para presentar sus ofertas ya vinculantes el próximo 10 de junio. El consejo de administración de Banco Santander ha encargado a Citi que le ayude a preparar su propuesta formal para hacerse con la entidad presidida por Emilio Saracho. Fuentes financieras han confirmado el mandato que el grupo presidido por Ana Botín ha dado al banco de negocios dirigido en España por Ignacio Gutierrez Orrantia.
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Hasta la fecha, el equipo de riesgos del Santander era el que había analizado la documentación que JP Morgan y Lazard en nombre del Popular les había entregado para calcular cuánto podía valer la institución participada por familias próximas a la Prelatura del Opus Dei, Allianz, Credit Mutuel, el mexicano Antonio del Valle y 270.000 pequeños accionistas.
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Resuelta la primera fase de manifestación de interés, el Santander necesita ahora de un banco internacional que valide su propuesta vinculante de cara a poder defender el justiprecio ante sus propios inversores institucionales, ante el riesgo de una adquisición de tal magnitud y el impacto que tendría en sus propios accionistas. Por ese motivo, Ana Botín ha solicitado el asesoramiento de Citi, que deberá hacer los números de la operación, desarrollar el ‘equity story’ y elaborar la propuesta.
Este paso pone de manifiesto que Santander, que extraoficialmente ha dejado caer que ve la operación con frialdad, está valorando muy en serio la compra del Popular. Una transacción que, según distintas fuentes, le obligaría a acometer una importante ampliación de capital teniendo en cuenta las potenciales pérdidas ocultas que el banco liderado por Saracho va a aflorar en los próximos trimestres, condicionado a los resultados de la retasación de su cartera crediticia (inmobiliaria) y la consiguiente reclasificación.
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Los equipos de riesgo de Santander, Sabadell, BBVA, Bankia y Caixabank han trabajado para hacer una estimación precisa de las potenciales contingencias dentro del balance del Popular, un cálculo que determinará el esfuerzo financiero por parte de los compradores. Según informes de Morgan Stanley, UBS y Société Générale, esas magnitudes para frontar la ingesta del Popular forzaría a ampliaciones de capital de alrededor de 6.000 millones.
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Esa potencial cuantía ha generado prudencia entre los bancos a los que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha pedido expresamente que valoren participar en la operación. Ni el fondo de comercio que se generaría por la compra a un precio inferior a su valor en libros, ni los créditos fisclaes derivados de las pérdidas del pasado año compensarían a corto plazo el impacto de comerse al Popular. La dilución sería muy significativa y la apelación al mercado para levantar nuevo capital muy considerable.