Por Liza Collado
El aumento en la eficiencia del uso de los recursos públicos requiere de estrategias múltiples y diferenciadas en la consecución y asignación de recursos presupuestarios, en un marco equilibrado entre criterios técnicos y políticos. Teniendo en cuenta la consecución de recursos, no se trata de gastar más ni menos, es gastar bien, apuntando hacia el equilibrio técnico – político de las decisiones del gasto y evaluando periódicamente la asignación de recursos, teniendo en cuenta siempre los criterios técnicos de productividad y eficiencia.
La próxima gestión de gobierno del PLD en el año 2020, deberá apostar a la innovación en las practicas gubernamentales, la sociedad actual demanda una nueva forma de organización de las entidades del Estado, rediseñando las instituciones con criterios modernos de gestión, liquidando de manera eficiente, ágil y oportuna aquellas instituciones con problemas estructurales, de tal manera que se evite la pérdida de valor público, y por supuesto, se logre crear algunas nuevas que permitan alcanzar los retos planteados.
Las reformas deben ser permanentes, buscando el continúo mejoramiento y modernización con criterios de gestión que permitan una asignación óptima de los recursos humanos, financieros y tecnológicos, en función de la misión de cada entidad. Esto porque el fin de las entidades públicas es proporcionar el mayor y mejor servicio al ciudadano y la provisión eficiente de bienes públicos, con estructuras innovadoras y criterios de calidad, teniendo como eje principal el papel que deben cumplir en el Estado, incluyendo su fortalecimiento, la relación con la sociedad, el examen de los procesos y la gestión del empleo público.
Se demandan esfuerzos para racionalizar y simplificar procesos, procedimientos, trámites y servicios. Lo interesante sería, que estos esfuerzos utilizaran tecnologías de información y comunicaciones para iniciativas como la reducción de trámites internos y la gestión documental apostando al cero papel.
Así mismo, a través de iniciativas como la de servicios compartidos entre entidades, se lograrían economías de escala y sinergias en aspectos como la tecnología, la contratación, el archivo y las compras, entre otros. Implementando estas iniciativas con proyectos pilotos en determinadas entidades, que luego podrán ser replicados por los demás organismos del Estado, teniendo en cuenta el mejoramiento continuo, estandarizando y mejorando los procesos.
La sociedad dominicana confía en que los designados a altos cargos en las instituciones públicas, asumirán el liderazgo de las entidades y sus procesos de cambio, con una mirada moderna y de gran impacto, procurando maximizar el fin esencial del estado que es indudablemente generar el bienestar colectivo, no obstante, para esto se requiere una formación específica que aúne conocimientos y competencias en el ámbito de la acción directiva, en la gestión profesional de los recursos públicos y en la asunción de retos cada vez más exigentes y complejos en las decisiones estratégicas de gobierno. Los líderes necesitan dirigir y motivar a sus equipos, desarrollar una cultura de cambio e implementar sistemas de gestión alineados con la estrategia pública.