Por Liza Collado
Cuando las recaudaciones fiscales caen, no hay ahorros y es obligación atender la expansión del gasto, los gobiernos deben recurrir a procesos innovadores que desarrollen y eficienticen las técnicas de aplicación financiera. Eso es lo que logra la ingeniería financiera y sus derivados.
Estar en la capacidad de “analizar e integrar esquemas de financiamiento, interpretar el valor de la inversión, diseñar modelos financieros y económicos que puedan adecuarse a las necesidades de financiación, y que además generen estadísticas confiables para las proyecciones” es determinante en tiempos en los que los recursos se vuelven cada vez más limitados, sobre todo, aquellos que se utilizan para determinar la composición de los ingresos que se estiman en el presupuesto público.
El profesor Arturo Martínez Gonzales, docente del New York Institute of Finance, FCA-2007, en su cátedra de “Financial Engineering” de agosto 2012, impartida en la Fundación Global Democracia y Desarrollo, un evento organizado exclusivamente para empleados estatales de diversas instituciones financieras o relacionadas, ya se refería a la necesidad de que los dominicanos nos instruyéramos en estos temas.
Para crear, optimizar o gestionar las nuevas formas de hacer finanzas, la mirada debe ser integral, que abarque no solo los mercados subyacentes; divisas, acciones, bonos, sino que contemple sus productos derivados; notas estructuradas, warrants, swaps y opciones. Estos productos proporcionan alternativas de inversión, mayor cobertura e información para la estimación de curvas asociadas a los instrumentos de la deuda, respecto de los niveles de riesgo y las contingencias financieras.
Debemos reconocer que en nuestro país son escasos los especialistas en esta área de las finanzas, pues solo está contemplada su innovación como programa de nivel en la universidad INTEC, otras casas de estudios lo ofrecen pero en grado de maestría.
Si el gobierno actual quiere percibir recursos líquidos sin acudir a la creación de nuevos impuestos al consumo tiene dos opciones; deberá convertirse en un gestor estratégico, capaz de diseñar, desarrollar e implementar instrumentos y procesos innovadores que les permitan formular soluciones a los problemas financieros nacionales que reciben un impacto mundial, o deberá apelar al Fondo Global de Solidaridad y Cooperación que ha propuesto el G20.
La recuperación económica del país es competencia de todos, por esto es necesaria la integración del liderazgo nacional, pues sus aportes serán determinantes para la construcción e implementación de las acciones que deberá ejecutar el gobierno los próximos años.