Santo Domingo (D.N.), República Dominicana.- Desde la óptica católica, la Cuaresma es un tiempo destinado a la preparación espiritual para la celebración de la Resurrección de Jesucristo; razón por la que se constituye en la fiesta fundamental del cristianismo católico. En la República Dominicana -por ser un país mayoritariamente católico con un 57.0 % de su población total-, se ha podido construir la cultura de la reflexión y el recogimiento espiritual. Y aunque con el tiempo mucho se ha perdido de ese formidable legado, continúa siendo un periodo que promueve sanos valores y ¡qué bueno que sea así!, en una sociedad que se nos va de las manos.
Para el país, la Cuaresma del 2019 está matizada por eventos especiales que impactarían en la vida cotidiana de los ciudadanos y de la operatividad empresarial. Por un lado, es un año semi-electoral, dado los distintos modelos de primarias que tendrán las organizaciones políticas que forman parte del sistema de partido; y, por otro lado, el dilema que confronta el Presidente de la República, en cuanto a intentar modificar la Constitución o al no hacerlo.
Como el curso de las primarias podría estar muy vinculado al derrotero que pueda tomar el tópico constitucional, el tema de la Carta Magna pasaría a guiar el resto de la actividad política y ésta a ejercer influencia en las fluctuaciones económicas del país: “las que pueden ser hacia la baja o hacia el alza, dependiendo del tipo de decisión política que se tome”.
En la literatura económica, al menos dos importantes economistas han ejercido una gran influencia acerca del tratamiento del tema de la elección pública, al establecer vínculo entre la economía y la política. La contribución del estadounidense James Buchanan: “abordándola desde la perspectiva de la influencia de la economía fiscal sobre la política”; y la del polaco Michal Kalecki: “que examina la influencia del gasto público, bajo determinados supuestos, sobre el pleno empleo a través de la demanda efectiva”.
Ya sea que el desempeño económico influya en las decisiones políticas o que un determinado escenario político sea causal del desenvolvimiento de la economía nacional, lo cierto es que existe evidencia en ambas direcciones como para no despreciar la asociación entre los dos aspectos y las derivaciones que de ellos se desprenden.
En los países con una fuerte incidencia del sector público en la economía, explicado por: el grado de influencia de las políticas públicas sobre la economía, el gasto público sobre el Producto Interno Bruto (PIB), el desempeño político público sobre los agentes económicos, entre otros; menospreciar la conducta de la economía fiscal, podría exponer al país a percibir riesgos que afecten las decisiones económicas privadas: la empresarial, por el lado de la inversión; y la ciudadana, por el lado del consumo y del ahorro; y, consecuentemente, sobre la estabilidad macroeconómica.
Al reflexionar en ocasión de la Cuaresma del 2019 -matizada por decisiones importantes y pendientes en la República Dominicana-, resultaría apreciable particularmente para aquellos que por su conducta tienen la capacidad de incidir por la inanición tardía o por la acción alejada de lo prudencial.
La economía dominicana ha podido exhibir durante los últimos 14 años buenos resultados: en el crecimiento del PIB, en baja tasa de inflación, en la estabilidad de las tasas de interés, en el tipo de cambio de la moneda, en la reducción de la pobreza, etcétera. Por lo que resulta conveniente preservar esos desempeños, los cuáles son de la responsabilidad de todos, en especial de quienes conducen la administración pública.
Como fue arriba indicado, en lo relativo a la contribución del estadounidense James Buchanan, él sugirió límites constitucionales al poder político y al gasto público; contribución que amplío en esta opinión, basándome en la predisposición de la población de estar dispuesta a sacrificar ´libertad individual´ por ´dádivas del Gobierno´. Inlcuso, de actores políticos claves con capacidad para tomar decisiones. Justamente, la Constitución de la República Dominicana vigente contempla límites en materia de las finanzas públicas, en particular con el artículo 233: “al mandar a manejarlas con sostenibilidad”, y por el artículo 246: “estableciendo el sistema nacional de control del gasto y los ingresos públicos”.
Y en adición a lo expresado por Buchanan, tenemos a otro economista, Adam Smith, quien dijo en su libro: Las riquezas de las naciones: “La abundancia o escasez del producto anual de una nación, depende de la proporción entre el número de los que están ocupados y los que no lo están”. Como la abundancia de desempleo es un dato conocido por muchos dominicanos, la información podría ser utilizada para proveer una seguridad transitoria de ingreso monetario, a través de la expansión del gasto público; contaminando las decisiones de elección.
El partido de gobierno muestra claramente una polarización de posiciones políticas respecto a la Constitución: entre los que favorecen una modificación, sin reconocer que en un Estado de derecho, los poderes político y económico tienen límites; y los que se oponen, al percibirlas como una herramienta legal de larga duración, que permite la estabilidad y la profundización democráticas. Estas posiciones opuestas dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la remota resolución en la línea de la modificación a la Carta Magna, previsiblemente podría tener un efecto negativo sobre el desempeño de la economía nacional para el 2019 y el 2020.
Ojalá que la reflexión política en tiempos de la Cuaresma esté guiada por el sagrado propósito de las decisiones que despierten un proceso natural de optimización, al menos al estilo del Óptimo de Pareto: “en donde se procura la utilidad de unos, sin perjudicar a los otros, propiciando un punto de equilibrio”, el que podría encontrarse en el respeto a la Constitución; la que nos aleja de riesgos, al tiempo de generar beneficios para todos.
La confianza del público y de los agentes económicos, es un activo apreciable e importante para la estabilidad económica, si tan pronto los referidos actores perciben los riesgos que atentan contra el clima de confianza y reaccionan de forma racional, a fin de proteger los haberes que han sido ganados con esfuerzo, sacrificio y tiempo.
Las conquistas y logros económicos alcanzados en el país son de gran valor y es un deber de todos conservarlos y potenciarlos. De ahí que ponderar la teoría de la elección pública, por estar en el medio de la economía y la política, es casi una materia obligada para la reflexión, en ocasión de la Cuaresma que forma parte del calendario de actividades católicas de la nación; y el país lo agradecerá.