En el 2017 escribí una breve nota económica relativa al tema de los per cápita, en esa oportunidad, inicié la opinión escribiendo que: “El término per cápita es una cuantificación de tendencia central que utiliza la estadística para agrupar en un solo valor lo que le corresponde a cada persona de un conjunto de valores, como es el caso del promedio, que equivale a la media en el lenguaje de uno de los tres tipos de medidas de tendencia central que existen”.
En las conversaciones coloquiales se cuestiona el uso del per cápita que utilizan economistas, sociólogos y otros, por entender que las personas no sienten estar incluidas cuando se ofrecen los datos oficiales referente a la economía. Y ciertamente en términos precisos no lo están, pues sencillamente el referido indicador asume que a todas las personas por igual se les imputa el mismo valor, cuando en la realidad no resulta así.
Sin embargo, ni la estadística ni la economía disponen de un indicador por persona que se aproxime más a la realidad; de manera, que en vez de especular con juicios sin ningún tipo de evidencia, resulta mejor proponer valoraciones acompañadas de algún dato que ayude a una mayor comprensión del tema. Naturalmente, en muchos casos el análisis puede ser realizado desagregando las variables, permitiendo por esa vía acercarse aún más al dato individual.
En adición, la utilidad de los indicadores per capita aumenta, al poder compararse con otras economías en el mundo, en particular con las de igual parecido nivel económico, permitiendo de esa manera inferir conclusiones que ayuden a mejorar el diseño e implementación de políticas públicas de desarrollo.
Como la población es un dato clave para el per capita, en República Dominicana la población total ha mantenido un crecimiento sostenido a lo largo del tiempo. Una muestra de lo afirmado resulta ser que en el 2013 la cantidad de personas que residían en el país era de 9.8 millones y seis años más tarde, en el 2018, es de 10.3 millones, para un crecimiento de alrededor de medio millón de habitantes en el territorio nacional.
Atendiendo a lo indicado, esta opinión permite construir seis indicadores per cápita que nos ayudan a examinar y comunicar cómo se han ido comportando a lo largo de los últimos años, en términos de la carga o beneficio que puedan representar cada uno de ellos para la población dominicana: El producto bruto interno (PIB), la deuda pública, el gasto público –ambos del sector no financiero–, el ingreso monetario, los impuestos tributarios y el dinero en poder del público.
Los distintos países al margen de las críticas que se le hacen al PIB, continúan midiendo sus economías mediante ese indicador y más recientemente también lo realizan a través del indicador mensual de la actividad económico (IMAE) –como medida más rápida para cuantificar el desempeño de la economía durante un período-.
El tamaño nominal del PIB dominicano en el 2013 era de RD$2,619,769 millones, equivalente a US$62,724 millones y el per cápita se situó en RD$267,741 y en moneda estadounidense en $6,410; en cambio, para el 2018 se elevó a RD$4,235,846 y US$85,536 millones y el per cápita a RD$412,603 y US$8,331; lo que significa que tanto en moneda nacional, como en dólares norteamericanos, el PIB por persona se ha elevado.
En lo referente a la deuda del sector público no financiero, como pasivos que tiene el Estado dominicano frente a sus acreedores internos y externos, que han sido utilizado por varias gestiones gubernamentales para distintos propósitos, que van desde gasto corriente, de capital, así como para cumplir parte del servicio de la deuda, estas obligaciones financieras han crecido a lo largo del tiempo.
Al margen de la racionalidad que implica el pago de la deuda pública cuando se prorratea en el tiempo entre varias generaciones, de la misma forma que otorgan beneficios a más de una generación al realizar inversiones en infraestructuras públicas de manera autosostenible; lo cierto es, que la deuda per cápita se ha elevado, al pasar de US$2,368 en el 2013 a US$3,126 en el 2019, equivalente a un incremento de US$758.0 por persona en seis años.
Desde la perspectiva de la hacienda, el sector público actúa como un agente económico, a fin de satisfacer necesidades colectivas, así como también para incidir en la actividad macroeconómica, mediante la inversión y el consumo. El gasto público per cápita, es otro de los indicadores que ha experimentado crecimiento nominal en la economía nacional a lo largo del tiempo, al pasar de RD$44,680 en el 2013 a RD$66,537 en el 2018, para una diferencia de aumento igual a RD$21,857.
En lo relativo a la población trabajadora dominicana ocupada en distintas actividades productivas y comerciales de la economía, la mano de obra empleada para el 2014 ascendía a 3,885,746, para un ingreso monetario per cápita de RD$169,591 al año; mientras que la población ocupada para el 2019 es de 4,570,727 y el ingreso monetario por persona de RD$235,670 al año, para un aumento en los seis años transcurridos de RD$66,079 anual.
En cuanto a los ingresos tributarios que recibe el fisco por concepto de los distintos tipos de gravámenes, los impuestos per cápita pagado por cada residente en dominicana se situaban en RD$36,098 para el 2013, elevándose en forma permanente hasta situarse en el 2018 en RD$53,899, lo que representa un aumento de RD$17,801 durante los años transcurridos en el periodo referido.
En la parte de los indicadores monetarios, el dinero en poder del público, la población dominicana a diciembre de 2013 -que es el mes de más liquidez en la población-, disponía de RD$7,500 per cápita; en tanto para mayo del 2019 la disponibilidad de efectivo por persona ascendió a RD$10,597, para una diferencia de RD$3,097.
Como ha podido apreciar el lector, cada uno de los seis indicadores per cápita mostrados en la presente opinión, muestran valores incrementales entre los años 2013 vs 2018/2019; de manera que, a nivel del balance, mientras el per cápita para algunos indicadores en términos nominales presentan una mejoría para la población, como es el caso del PIB y el gasto público y los de la deuda y los impuestos –también nominales–, muestran incrementos que los perjudica.