El que lea solo el título de esta opinión podría pensar que se refiere a algo que vendrá; pero no lo es, existe y desde hace mucho tiempo. La evidencia del mercado negro y el de futuros, se remonta desde finales del siglo XIX con productores y vendedores de materias primas de origen de cosechas.
En ocasión del evento clasificatorio del preolímpico de voleibol femenino, celebrado del 10 al 12 de enero de 2020, se pudo apreciar -tal vez por primera vez- la aparición del marketing deportivo, al menos en la disciplina de voleibol en la República Dominicana y eso fue positivo porque lo promovió, como acontece en otros países. Una alianza del sector público y privado, así además, la labor de sus organizadores le dieron el éxito merecido al evento con calidad profesional en la organización, transmisión, cobertura, ambiente de escenografía de nivel y también competitivo.
Como en muchas actividades, siempre alguien tiene la intención de contaminarla, la del preolímpico de voleibol celebrado en el país no escapó a ella. Este servidor pudo constatar la venta en el mercado negro, ubicado en todos los alrededores del Palacio de los Deportes del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, de taquillas a sobre precios, que iban desde RD$ 800.0 las de RD$ 250.0 a RD$ 1,800 las de RD$ 350.0, para un incremento de un 320.0 % y de un 514.0 %, respectivamente. Algunos medios de comunicación la situaron más cara.
En el béisbol profesional acontece lo propio y no sé si ocurre con el baloncesto; de todas formas, esos deportes tienen mayor arraigo que el voleibol, tanto en público, como en apoyo económico y hasta cuentan, para bien o para mal, con estructuras a lo interno y externo que operan cuando arrancan sus torneos. El mercado negro en el deporte y presentaciones artísticas es un mercado invisible para el que no quiere verlo.
El mercado negro no es un invento dominicano, tampoco es nuevo. Existe ese tipo de mercado desde épocas muy antiguas, específicamente en el siglo XIX y los hay de órganos humanos, animales exóticos, armas, drogas, petróleo, datos, artículos de moda y hasta semen, todas ilegales y en tiempos del internet existe el Grams. Sin embargo, la perspectiva económica lo sitúa cuando los estados y gobiernos ejercen un control de precios o abastecimiento de determinados bienes; además de su aparición en tiempos de crisis y en aquellos periodos durante los cuales la oferta es limitada para una elevada demanda.
Coloquialmente, el mercado negro se asocia a las ventas clandestinas, ilegales o, no conforme a las reglas, aun siendo la mercancía vendida de origen legal; pero a fin de reportar menos ingresos y evadir por esa vía impuesto sobre la renta a la autoridad competente, se acude entonces al referido mercado. No obstante, el mercado negro debe verse como una manifestación ajena a los gobiernos y a veces a la propia actividad privada, pero en respuesta a sus acciones o a las imperfecciones del mercado.
En cambio, los mercados de futuros nacieron con el deliberado propósito de proteger a productores de materia prima muy expuestas a riesgos y de precios con variaciones pronunciadas que desincentivan la parte atractiva de la actividad lucrativa y a sus involucrados. Ante la posibilidad de que los precios sean igual, inferior o superior a lo pactado en el contrato de futuro, este mercado ha evolucionado y organizado para mitigar los riesgos de vendedores y productores, estableciendo un tipo de Cámara de Compensación como intermediación, a fin de que las obligaciones entre si las asuma la Cámara con determinadas condiciones.
Como en otras actividades productivas, comerciales, del mercado de capitales, el mercado deportivo dominicano y hasta el de eventos artísticos, en su componente irregular o de sobre demanda, pudieran asumir controles para no perjudicar a la población que quiera asistir a las distintas actividades o disminuya el impacto negativo de las compras masivas con fines de acaparamiento y especulación de precios abusivos, evolucionando hacia un mercado de futuros o tomando medidas concretas que mitiguen el abuso a la población fanática.
Desde fuera del negocio taquillero, asumo dos conjeturas relacionadas con las causales del mercado negro deportivo, la primera tiene que ver con el ofertante, el que con el propósito de alcanzar un punto de equilibrio, vende anticipadamente a un intermediario una cuota importante de las entradas y el comprador mayorista que prevé una gran demanda, las adquiere para ofertarla a un mayor precio en el futuro, asumiendo los riesgos inherentes a su decisión.
La segunda conjetura de esta opinión está asociada a que el ofertante apuesta a una gran demanda futura, informando al público que se agotaron para su venta directa, creando en forma estratégica la información de un gran pedido y haciendo por esa vía mercadológica que los fanáticos –en la acepción exagerada de su pasión- se interese aún más y la demanda aumente en forma apasionada.
Ante el hecho cierto que existe mercado negro en determinados eventos deportivos y artísticos en el país, el Estado, a través de su rol constitucional de regulador, podría inducir a organizar ese tipo de mercado negro que se origina y opera por razones de mercado y no necesariamente por causales ilegales, con el deliberado objeto de proteger también al consumidor por el lado de precios que reflejen las fuerzas del mercado, no contaminadas por el agiotismo que sobrepasa la especulación en términos económicos.
Con la acción estatal, el mercado negro puede evolucionar hacia un mercado de futuros sin que las partes involucradas en su origen –productores y vendedores- se perjudiquen y sea enriquecida con el interés del consumidor que procura precios razonables y con ella se estaría redimensionando su definición: “El Mercado de Futuros es aquel en el que se tranzan contratos en los cuales las partes se comprometen a comprar o vender en el futuro un determinado bien, definiendo en el presente la cantidad, precio y fecha de vencimiento de la operación”.
De la manera descrita el intermediario comprador mayoritario e incluso el ofertante originario, podrían establecer medios organizados para vender en el momento lo que compró en forma anticipada -asumiendo los riesgos a un precio mayor con carácter especulativo y no agiotista-. El referido mercado negro deportivo, evolucionado hacia el de futuros podría hasta crear una especie de Cámara de Compensación que minimice los riesgos de las partes y le dé mayor confianza a las operaciones y sus involucrados.
El lucro en un mercado organizado tiene cara ética y transparente, ofreciendo oportunidades para no continuar alimentando el imaginario social que se anida en las poblaciones, en cuanto a que se le engaña y luego se convierte en detonador con consecuencias lamentables.