Economistas y hacedores de opinión hemos hablado y escrito en forma abundante acerca de la deuda pública a través de todos los medios de comunicación, labor que se ha realizado desde distintas perspectivas; en esta ocasión el presente enfoque abarca una gama de factores, en especial el relativo a la problemática que tiene que ver con las razones que inciden para que algunas economías con niveles deuda como porcentaje del PIB más altas que otras, muestran mejores calificaciones de riesgos que las que tienen valores de deudas inferiores.
El perfil de la deuda pública es un factor importante al momento de evaluar los pasivos de una economía, dado que pueden incidir en su sostenibilidad; por eso, un conjunto de aspectos, como la deuda por tipo de monedas, hacen ponderar el factor de riesgo cambiario; así mismo, por tipo de interés variable o fijo, pueden indicar el grado de vulnerabilidad del servicio de la deuda, ante situaciones de los mercados internacionales o por los movimientos en la tasa de interés de la reserva federal, de igual manera, por tipo de plazos, es otro aspecto de consideración en el examen, particularmente por el problema de la situación financiera de las finanzas públicas.
Con respecto a la deuda por tipo de monedas, la denominada en moneda extranjera su participación dentro del total ha venido descendiendo, hasta situarse a mitad del 2018 en torno al 73.0 %, indicador que puede ser considerado positivo ante un escenario de volatilidad en el tipo de cambio y por su conducto, el riesgo cambiario.
La parte concerniente a los tipos de interés variable y fijo, el perfil de la deuda pública dominicana ha ido mejorando, predominado la tasa fija sobre la variable, a razón de 87.5 % vs 12.5 % a junio de 2018, favoreciendo el manejo de la deuda a nivel de una mayor certidumbre y programación de su servicio frente a los acreedores.
En cuanto a la tipología de los plazos, la transformación de la deuda pública hacia niveles de horizontes mayores de largo plazo para saldar el principal, favorecen el manejo financiero del presupuesto anual, mientras su situación financiera mejora para hacerlo menos dependiente de las necesidades brutas de financiamiento.
Los aspectos anteriormente señalados forman parte de la evaluación que las firmas calificadoras de riesgos realizan a nuestras economías, lo que unido al desempeño de la economía en los aspectos reales, así como los institucionales, en adición a los particularidades, tales como el saldo de la posición de la inversión internacional, componente externo de la economía y, el nivel del ahorro nacional, las firmas calificadoras de riesgos lo ponderan en forma relevante para sus opiniones, dada su incidencia en el manejo de la deuda pública.
La evidencia empírica internacional observable es disímil en cuanto a países que muestran altas razones de deuda pública/PIB y presentan excelente calificación de riesgo, frente a las que poseen bajos niveles de deuda con relación al tamaño de su economía y sin embargo, su calificación de riesgo resulta de menor. Tal es el caso de Japón que alcanza el 253.0 % del PIB y tiene una calificación de AA-, indicativo de alta capacidad de pago; mientras otras economías con deuda/PIB significativamente más baja, como es el caso dominicano, con una deuda pública consolidada que ronda el 54.0 % y su calificación es BB-, que equivale a cierto grado de incertidumbre y exposición a situaciones adversas.
Para el caso de la economía japonesa, el ahorro nacional se equipara al 25.0 %, además de ser acreedores netos al resto del mundo, situaciones que le dan ventajas importantes al momento de evaluar su alta deuda pública y calificación de riesgo.
Ciertamente, como nación tener una deuda pública baja es mucho mejor que alta; pero esa razón no es justificativa para despreciar el financiamiento internacional, especialmente, dado el hecho de que muchas economías, incluyendo a la dominicana, no disponen de suficiente ahorro nacional, viéndose en la situación financiera de acudir al ahorro externo para complementar el fondeo de sus inversiones.
La dificultad económica comienza a aparecer, cuando apelando a estrategias de tesorería se utiliza el financiamiento externo para cubrir parte o la totalidad del servicio de la deuda, pues aunque en el corto plazo podría resolver problemas de liquidez y de cumplimiento frente a los acreedores, en el mediano y largo plazo podría agravar la situación de las finanzas públicas y aumentar la exposición al riego de una crisis de deuda en la economía.
El manejo de la deuda pública puede hacer que su perfil mejore, pero hay que prestarle consideración a algunas otras variables que también son objeto de atención por parte de los examinadores de deuda, como son los casos de la magnitud del ahorro nacional y el saldo de la posición de la inversión internacional, indicadores con capacidad para afrontar o mitigar situaciones adversas, provenientes del exterior o interior de la economía.
Sobre la posición de la inversión internacional, la economía dominicana a lo largo del tiempo ha venido registrando montos cada vez más elevados de saldos negativos, los que han pasado de US$ 26,835 millones en 2010 a US$ 50,703 millones en 2017, equivalente a decir que nuestra economía posee pasivos más altos que los activos, ubicándonos entonces como deudores netos, una diferencia importante con la de Japón.
La economía local al ser deudora neta, se expone ante un entorno internacional de subida de tasas de interés de la reserva federal de los Estados Unidos, de fortalecimiento del dólar en los mercados de divisas internacionales, de reducción impositiva en la economía norteamericana y atractivos para el retorno de capitales, causales que podrían generar salida de capitales, ocasionando una reducción del lado pasivo de la posición de la inversión internacional y por ese conducto una nota negativa por parte de las calificadoras de riesgos.
Evaluar el historial del desempeño de la evolución de la capacidad de ahorro de la economía nacional, permite arrojar consideraciones que potencia o mitigan las posibilidades de respuestas internas que tiene nuestra economía, para afrontar situaciones de choques provenientes del exterior o del interior, al tiempo que podría ser un indicador de un problema mayor, si el clima de confianza sobre la moneda nacional genera volatilidad sobre el mercado cambiario.
El ahorro nacional como proporción del PIB en dominicana al 2017 se situó en algo más del 18.0 %, indicador que lo ubica cercano a otros en América Latina y es considerado insuficiente para la inversión y sostenibilidad del crecimiento económico, además para resistir posibles choques sobre la economía, constituyéndose en otro factor que desfavorece al examen que realizan las firmas calificadoras de riesgos.
De manera que, al mirar el tamaño de la deuda pública como proporción del PIB, no sólo se deben ponderar los factores que definen su perfil; sino también el ahorro nacional y el saldo de la posición de la inversión internacional de la balanza de pagos.