(AFP).-Cientos de ucranianos parten cada día rumbo a diferentes países de Europa para trabajar en las granjas, a pesar del cierre de las fronteras decretado por el gobierno en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus.
En un terminal casi vacío en el aeropuerto Boryspil de Kiev, Yuri hace fila para subir al avión que lo llevará a Helsinki, donde los agricultores lo esperan ansiosos para salvar la cosecha.
Su vuelo es una rara excepción, ya que Ucrania cerró sus fronteras y suspendió los enlaces aéreos regulares en marzo para frenar el avance de la pandemia, bloqueando a los trabajadores temporarios que debían viajar para trabajar en países europeos.
Temiendo que sus frutas y verduras se pudrieran en los campos, los agricultores de varios países, incluidos el Reino Unido y Finlandia, terminaron alquilando vuelos chárter para los trabajadores agrícolas.
«Los salarios en Ucrania son demasiado bajos. No alcanzan para nada», dice Yuri, de 35 años, quien viaja por tercera vez a Finlandia.
Durante cinco meses, cosechará lechugas y brócolis para ganar un total de 7.500 euros, aproximadamente cuatro veces más de lo que habría ganado como conductor de montacargas, su trabajo habitual.
– Permisos especiales –
Yuri es uno de los miles de trabajadores temporarios de Ucrania que trabajan duro en granjas de Europa occidental cada año porque no pueden encontrar trabajos bien remunerado en su país.
Ucrania, unos 40 millones de habitantes, es uno de los países más pobres de Europa y las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus pueden empeorar aún más las dificultades financieras de su pueblo.
El país, que comenzó el alivio gradual del confinamiento hace una semana, registra por el momento 18.616 casos de coronavirus, incluidas 535 muertes.
La partida de los trabajadores ucranianos ocurre en un momento en que varios países europeos comenzaron a reabrir cuidadosamente las fronteras y flexibilizar el confinamiento para reactivar la economía.
Finlandia, por ejemplo, autorizó estos vuelos aunque sus fronteras permanecen parcialmente cerradas, porque las autoridades «se han dado cuenta de que necesitaremos algunos trabajadores extranjeros», dijo a la AFP la embajadora finlandesa en Ucrania, Paivi Laine.
Unos 1.500 trabajadores temporarios recibieron permiso de entrada, dos tercios de ellos ucranianos, considerados trabajadores «confiables» por los agricultores finlandeses, dijo.
– «Hora de ir a trabajar» –
Ucrania inicialmente se mostró reacio a dejar ir a sus trabajadores, creyendo que los viajes representaban un riesgo para su salud.
Las autoridades también mencionaban que había suficiente trabajo en el país, incluso para los aproximadamente dos millones de ucranianos que han regresado al país desde el comienzo de la pandemia.
«Parece ilógico fletar vuelos chárter para la partida masiva de ucranianos» a Europa mientras el país intenta organizar la repatriación de sus ciudadanos varados en el extranjero, dijo en abril el jefe de la diplomacia, Dmytro Kouleba.
En abril, un vuelo que transportaba trabajadores temporarios a Londres se retrasó nueve horas, luego de que las autoridades se negaran a autorizar el despegue.
Pero una avalancha de comentarios furiosos en las redes sociales acusando al gobierno de someter a sus ciudadanos a la «esclavitud» obligó al gobierno a cambiar.
El viceprimer ministro, Vadym Prystaïko, dijo en mayo que docenas de empresas austríacas estaban esperando la llegada de más de 800 trabajadores ucranianos y admitió que los salarios eran mejores en el extranjero.
El funcionario mencionó que Kiev negociaba el envío de «miles» de ucranianos a Finlandia.
Antes de subirse al avión rumbo a Finlandia, Mykola, de 32 años, agradeció este cambio de posición.
Ahora que la política y la burocracia han cedido, «es hora de ir a trabajar, ganar dinero y luego volver a casa felices», dijo a la AFP.