Recientemente, el Banco Central dominicano anunció la inyección de US$100 millones al mercado cambiario nacional. Al tomar la decisión, la entidad monetaria explicó que lo hizo basado en un conjunto de razones alineadas a su interés de mantener la estabilidad en el tipo de cambio del peso dominicano respecto a la moneda estadounidense.
Por lo afirmado por el Banco Central del país, oportuno es preguntarse, ¿cuándo y por qué los bancos centrales deben acudir al auxilio del mercado cambiario de una economía, dentro de un régimen cambiario de libre flotación? En la literatura económica abundan distintas explicaciones, tanto las basadas en experiencias empíricas observables, como las de naturaleza académica. A continuación se ofrece una interpretación a la medida tomada por la autoridad monetaria.
En la misma línea de la estabilidad cambiaria, el Banco Central destacó la notable estabilidad relativa del tipo de cambio nominal, al alcanzar un nivel de depreciación acumulada para los primeros ocho meses del año en curso de apenas un 2.0%, inferior a las de las economías de la región, pese a un entorno internacional con disputa en el campo del comercio, lo que ha provocado una apreciación de la moneda estadounidense y presiones cambiarias en las economías avanzadas y emergentes.
El Banco Central en su explicación para justificar la inyección de al menos US$100 millones, resaltó que el nivel de inflación acumulada en el país se ha mantenido bajo, al situarse en un 1.99% hasta agosto de 2019 y la interanual se situó en un 1,72%, lo que permitiría cerrar el año en un nivel inferior a la meta de inflación estipulada en el Programa Monetario, que la coloca en un 4.0%, más o menos un 1.0% como margen de error.
El Banco Central también destacó que dado los fundamentos macroeconómicos dominicanos, en adición a la estabilidad relativa en el tipo de cambio nominal y las bajas presiones inflacionarias, esas condiciones han creado espacios para una política monetaria más activa, de corte expansivo, como la dispuesta con la liberalización de recursos del encaje legal.
Si la inflación es baja, la presión cambiaria también y la tasa de cambio nominal es estable, entonces, el Banco Central no tendría motivos para anunciar y colocar más de US$100 millones al mercado cambiario nacional, a no ser que existan razones fiscales, monetarias, de la economía real o una combinación de ellas, que el público desconozca o que el interés del anuncio sea de naturaleza mediática.
Una forma de valorar los argumentos expuestos por el Banco Central, es examinando a cada una de las variables e indicadores vinculantes, a fin de determinar la pertinencia de la intervención en el mercado local de la divisa estadounidense. Al medir la presión cambiaría por el lado del monto de las transacciones, se puede apreciar que para los primeros siete meses de 2019 el promedio diario fue de US$121 millones; mientras que, para igual período en 2018 alcanzó US$119 millones y el promedio diario del año completo fue de US$122 millones, lo que indica que el monto transado en lo que va del 2019 no se desvía del pasado reciente.
De cuantificar la presión cambiaria entre el medio circulante M1 y las reservas internacionales netas, esta se sitúa en alrededor de un 48, indicativo que se encuentra por debajo del punto medio de la presión más alta que es 100 y es coincidente con el nivel registrado en los últimos años en el mercado cambiario dominicano.
Por el lado de la Base Monetaria Restringida, a agosto de 2019 se encuentra en RD$240,546 millones, mientras que el Programa Monetario proyecta para la fecha un monto máximo de alrededor de RD$238,500; de manera que la referida variable manifiesta un desvío superior al estimado no significativo, lo que podría ser atribuible a lo dicho por el propio Banco Central, en lo relativo a una política monetaria en la presente coyuntura más expansiva, dada la disminución en el ritmo de crecimiento de la economía.
Tal vez el objeto de la medida tomada por el Banco Central de inyectar los US$100 millones al mercado de divisas podría ser la de procurar retirar de circulación parte de la masa monetaria en algo más de RD$5,000 millones de la economía, esto pese a que por el lado del nivel de la tasa de inflación no se advierten presiones de esa índole.
Respecto al nivel de la tasa de inflación, como se indicó en la primera parte de esta opinión, el nivel general de precios a agosto registró un 1.99%, indicativo de que se encuentra muy por debajo del techo máximo de la meta de inflación que es de un 5.0% y del piso que es de un 3.0%.
En lo relativo al comportamiento de la cotización del dólar estadounidense y el peso dominicano, el nivel de depreciación nominal acumulado al 23 de septiembre de 2019 es de un 3.4%, lo que denota que aún se encuentra distante del 4.0% proyectado en el presupuesto nacional anual, correspondiente al año en curso. El resultado de la cotización del precio del dólar que se sitúa en RD$51.99 en la actualidad en el mercado spot dominicano y el de la depreciación nominal, es indicativo que no existe volatilidad en el tipo de cambio.
Al observarse una depreciación relativa baja en lo que va de año, puede darse la lectura que la tasa cambiaria no ha sido factor de presión inflacionaria en la economía dominicana, como también lo demuestra la baja en la tasa de política monetaria que ha perdido 100 puntos básicos desde mayo a agosto de 2019. Es probable que la depreciación alcanzada del 23 de agosto al 23 de septiembre que es de un 1.4%, haya sido provocada por la incertidumbre política que algunos agentes económicos tienen, la que se despejaría de confirmarse ganador en el partido oficial el precandidato que indican las encuestas.
Como ha podido apreciarse en el examen descrito precedentemente, el comportamiento de las variables e indicadores asociados al tema cambiario no muestran razones para entender los argumentos racionales de la política cambiaria que ha dado motivo al Banco Central para su decisión de tener una participación activa con la inyección de dólares al mercado; sino que, por el contrario, los argumentos, así como también la evidencia observable, muestran más razones para no intervenir en el mercado de divisas.