La noche se hacía larga –aunque en realidad, es la misma cantidad de horas-, solo que la ansiedad se apoderaba de todos y por eso la ilusión de la dilación del tiempo, a la espera del anuncio oficial por parte de la Junta Central Electoral sobre el resultado final de la elección presidencial de 2020.
Al aguardar, unos miraban a otros; mientras algunos se pasaban con frecuencia sus manos por la cabeza, y minúsculos grupos de la élite coqueteaban con su imaginación hablada con ocupar los altos cargos; en cambio, afuera, una multitud esperaba lo propio, pero a distintos niveles.
Afuera exclamó uno “tamo ganao”, en tanto, un grupo le respondió, y de calle. Conforme pasaba el tiempo, la alegría y hasta el frenesí se apoderaba de la multitud, por aquello de que el que gana es el que goza, diría un transeúnte, que por coincidencia se topó con la algarabía en la esquina donde se ubica el hotel y operaba el centro de cómputos, montado para los fines del conteo de votos.
Entretanto todo eso acontecía y más, el candidato presidencial esperaba una llamada, la definitoria, junto a un selecto grupo de sus colaboradores, apartados en un lugar contiguo al salón donde se encuentran las pantallas y monitores, con gráficos de línea mostrando, en forma parcial, pero acumulándose rápidamente, los resultados computados a nivel nacional, que asumían la forma de un electrocardiograma y, hasta cierto punto, una representación de los latidos de los corazones de los presentes.
Timbra el celular del candidato, se produce un silencio pasmoso, automático –todos los presentes esperaban una llamada-, el interlocutor dice: “Alou, Alou”, el candidato responde, le escucho y a seguidas, suena en sus oídos la noticia esperada, felicidades señor presidente. Ha sido usted el ganador de las elecciones, y en poco tiempo se convertirá en el presidente electo número nueve de la República Dominicana. Muchas gracias, señor, seré cauto con la información, esperaré el anuncio oficial. Me parece correcto- dice el emisario, Se despiden, cierran sus celulares y minutos después, se produce la emisión del último boletín, dando el ganador.
Comienzan las felicitaciones. La noche se confunde con el nuevo día, y el presiente electo se marcha a descansar. No pasan cinco horas cuando el asistente del presidente electo recibe una llamada, que le dice que pase por la casa de quien será el futuro presidente… Al llegar, le informan que lo llevarán al Ministerio de Hacienda.
Sorprendido, el asistente le dice: Señor presidente, pero no tenemos en agenda ninguna actividad en ese lugar. El presidente lo escucha con atención, lo mira a los ojos y le dice: echa el carro a andar, llévame donde te indiqué y te mantienes en el lugar hasta que concluya mi visita.
Llegan al lugar de destino. El presidente electo se dirige directo a la recepcionista. Está anonadada por lo que está viendo, le presta más atención que lo de costumbre, y le pregunta, en qué puedo servirle señor… Quiero ver al ministro, la joven, con experiencia, pero turbada, llama a la secretaria del despacho, y en voz muy baja le dice, tengo frente a mí al presidente electo, que vino a ver al ministro, ¡¿cómo?!, exclamó, espera un segundo.
El segundo para la recepcionista se convirtió en una hora, pues el presidente electo no le quitaba la mirada, al tiempo que estaba parado frente a ella, a la espera de que lo autorizara a pasar.
La secretaria del despacho irrumpe la primera reunión matutina del ministro, se le acerca y le susurra al oído: el presidente electo vino a verlo, se encuentra en la recepción… se produce una milimétrica pausa en él, como forma de ganar tiempo para preguntarle, y por qué no me habían comunicado que él iba a venir, cómo es posible, hazlo pasar. Obviamente, la reunión en curso terminó abruptamente, y al ministro solo le quedó tiempo para ponerse la chaqueta y tomar un sorbo de agua para humedecer su boca, que había quedado reseca del asombro.
Buenos días, le dice el presidente electo a la secretaria del despacho. Buenos días, le responde ella, sin estar segura si lo saluda por su nombre o en condición de máxima autoridad electa. Al final se las arregla y lo conduce amablemente a la oficina del ministro, quien ya lo espera de pie; se saludan y el funcionario lo felicita.
Siéntese por favor… Quiero decirle que estoy sorprendido por su visita; de todas formas, a sus órdenes, en qué puedo serle útil. Gracias, muy gentil de su parte, no le quitaré mucho tiempo. Usted sabe que las visitas sorpresas son casi como la de los visitadores médicos, de corta duración.
Señor ministro, un gobierno puede andar si cuenta con recursos fiscales, y en mi caso, quiero ponerlo a caminar desde el primer día de la toma de posesión. Por eso quiero platicar con usted, para recibir de primera mano el estado de las finanzas públicas. De inmediato, seré concreto acerca de lo que quiero saber.
¿Y no sería prudente esperar que el actual presidente y usted designen comisiones de trabajo durante el periodo de transición?. Así las cosas fluirían con más formalidad y exactitud.
Claro que sí; eso, como es de rigor, se hará, pero he querido tomarle prestado el recurso de las visitas sorpresa a los presidentes que la han realizado, para recibir en forma directa lo que es de mi interés para gobernar.
Los diarios nacionales recogen declaraciones de las autoridades del gobierno, indicando que las finanzas públicas se han manejado en forma responsable, eficiente y transparente en los componentes del ingreso, gastos y financiamiento. Bajo ese predicamento he querido girarle esta visita sorpresa, señor ministro.
De acuerdo, adelante.
A agosto del presente año, ¿qué porcentaje del presupuesto ustedes han gastado, ya sea por el método del devengado o el percibido, estrictamente lo que le permite el presupuesto en términos de la disponibilidad de ingresos corrientes y la programación, conforme a la racionalidad de la periodicidad mensual del gasto, habida cuenta que al año le quedarán cuatro meses y medio para concluir, cuando ustedes nos entreguen el gobierno?.
Cuál es el monto del déficit fiscal del sector público no financiero, considerando partidas como los atrasos de las transferencias del gobierno central al Banco Central, consignada en la ley de presupuesto vigente y de años anteriores y la disminución de cuentas por pagar?
A cuánto asciende la ausencia de espacio presupuestario y cuál será la rigidez presupuestaria estimada para el 2021?
El FMI, en sus distintos informes sobre la economía dominicana, ha llamado la atención para mejorar la posición fiscal en términos de procurar espacio presupuestario, como una forma de detener el incremento de la deuda pública y evitar deterioro de las vulnerabilidades. ¿Por qué el gobierno no ha atendido esa observación?
¿Tienen ustedes contemplando otro presupuesto complementario para el año en curso, como aconteció en el 2019?
¿Por qué el gobierno no inició la discusión del Pacto Fiscal, prevista desde 2012 en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, a pesar de que fue anunciado en 2016?
¿Por qué no se publicó la valoración que hizo la firma internacional Guggenheim Securities, contratada por el gobierno para los fines de las ventas de las acciones de la central termoeléctrica Punta Catalina?.
A propósito de Punta Catalina, ¿consideró el gobierno lo establecido por la Constitución de la República, respecto a la enajenación de una empresa pública?
Como la deuda del sector público no financiero ha crecido en forma permanente, ¿qué previsiones tomó el gobierno para atender el servicio de la deuda, que para el 2023 casi duplicará el del 2022?
¿Qué razones ha tenido el gobierno para permitir que la deuda pública del sector no financiero haya crecido más que la expansión de la economía durante los años 2013-2019?
¿Por qué el gobierno continuó formulando presupuestos anuales con incremento de gastos que superan el aumento de los ingresos corrientes y el del propio PIB nominal?
A pesar de algunos esfuerzos en materia de mejorar la administración tributaria, ¿por qué usted cree que el indicador de la presión tributaria prácticamente se ha mantenido invariable en los últimos años?.
A pesar de la alta rigidez presupuestaria, ¿por qué el gobierno destina tantos recursos a gastos por concepto de publicidad?
Como Ministro de Hacienda, ¿qué cosa le diría que haga o deje de hacer a un nuevo presidente?
Agradezco la amabilidad al recibirme, pese a no tener cita previa, pero así son las visitas sorpresas, y como usted, al atenderme, ha sido considerado, estaré complacido que me responda por escrito en los días siguientes.
Como la prensa no se ha enterado de mi visita deseo que le informe al presidente que estuve por aquí.
Así será, le reitero mis felicitaciones. Abrazos.