Sandro Pozzi
Alonzo Yanes relató durante el juicio que su piel se «chamuscaba como un trozo de carne en una sartén»
El experimento químico es conocido entre los estudiantes como el arcoíris. Se utilizaba en las aulas de Nueva York para mostrar las llamas de colores que producen cuando se queman las sales minerales con metanol. Pero la prueba salió mal y ahora un jurado popular decide que la ciudad de los rascacielos debe indemnizar con algo más de 59 millones de dólares (más de 52 millones de euros) al joven Alonzo Yanes por las graves quemaduras que sufrió por la negligencia de su maestra.
“Seguía ardiendo”, comentó, “me estaba chamuscando como un trozo de carne en una sartén. El dolor era inaguantable”. Yanes sufrió quemaduras de tercer grado en un 30% de su cuerpo y tuvo que estar cinco meses hospitalizado para ser tratado. Las quemaduras le afectaron a la cara, el cuello, las manos y los brazos. Dice sentirse como un monstruo y se quita las gafas para no verse las cicatrices.
La compensación de 59,2 millones de dólares se divide en dos partes. El jurado considera que Yanes debe recibir 29,6 millones por el daño y el sufrimiento pasado por las quemaduras y la misma cantidad para el resto de su vida durante 54 años. El experimento se realizó en la clase pese a las advertencias de la US Chemical Safety Board, que lo consideró peligroso. Los estudiantes no estaban debidamente protegidos.
El Departamento de Educación insiste en que la prioridad principal de la ciudad es salvaguardar el bienestar de los estudiantes y señala que este experimento no se hace más en las clases desde el trágico accidente. Y aunque respeta el veredicto del jurado popular, considera que el montante de la compensación no es razonable y por eso va a estudiar las opciones que tiene para reducirlo.
La cantidad se aproxima mucho a los 70 millones de dólares que solicitó el abogado de la víctima, mientras que la ciudad de Nueva York estaba dispuesta a compensarle con cinco millones, 11 veces menos. El jurado consideró en su veredicto que la maestra Anna Poole fue negligente, aunque menos responsable que el consejo de educación porque no le transmitió las reglas que debían seguirse.
“No se puede poner en riesgo la vida de los niños”, comentó uno de los miembros del jurado tras concluir el juicio, al tiempo que dijo que no le hubiera importado que la compensación hubiera sido incluso mayor. Otra estudiante del instituto, que sufrió quemaduras en sus brazos, llegó a un pacto con la ciudad por 750.000 dólares. Los dos estaban sentados muy cerca de la demostración que hizo la maestra en la clase.
El accidente obligó a todos los centros públicos de Nueva York a modificar los programas de experimentos científicos. La agencia federal había advertido del peligro potencial de la prueba química solo unas semanas antes del incidente, a raíz de un par de casos similares ocurridos en otros centros de enseñanza. El aula en la que estaba el joven Yanes no estaba debidamente ventilada.
Fuente: El País