Al comulgar creemos que Dios nos amó y que debemos amarnos unos a otros, aunque cueste el mayor esfuerzo de nuestra parte.
Si comulgamos correctamente Dios permanece entre nosotros porque amamos a los demás, y así el Espíritu Santo está en nosotros.
Jesús Eucaristía, hijo de Dios, que se entregó por nosotros.
Amor perfecto que expulsa el miedo, todo temor y nos lleva a erradicar toda conducta digna de castigo en el juicio final.