En la Eucaristía recibimos la manifestación del Hijo de la Virgen Madre, Jesús que nos conduce a la Comunión con el Agua, la Sangre y el Espíritu que brotó del costado abierto de Jesús en la Cruz del Calvario.
Quien nació con algún impedimento físico, vista, oído, habla, movilidad se une por los Sacramentos de la fe a la pasión y lucha de nuestro Señor Jesucristo.
Quien tiene discapacidades emocionales y afectivas, situaciones que trabajar para hacer su vida y la de los demás más llevadera también se ha de sumergir en la fuente de la divina gracia y en las bondades de la sabiduría humana que busca el bien de cada hijo de Dios.
Mañana la Madre Iglesia nos invita, igual que hoy y siempre, a renovar nuestro Bautismo para concluir este tiempo de Navidad.
Nos espera mucho servicio por delante.