Por Eduardo Arriagada, consultor en comunicación, profesor de la Universidad Católica de Chile y columnista de CNN Chile, entre otras actividades profesionales.
Esencialmente es un apasionado de las nuevas tecnologías, campo al que abraza como estudioso del tema y como usuario. Para Eduardo, hoy el dispositivo “clave” es el teléfono al que define como “el nuevo papel de nuestras mejores historias”. En este diálogo examina las continuidades y los cambios que se vienen produciendo en el universo de las comunicaciones.
La relación entre periodismo y tecnología parece ser cada vez más estrecha. De acuerdo a su experiencia, ¿cómo ve que reaccionan los periodistas ante los cambios tecnológicos?
El tema es fascinante para mí. En estos momentos estoy empezando a escribir un documento sobre estos temas. Yo creo que si tú analizas casos interesantes de diarios, que han sido los medios de comunicación que quizás primero enfrentaron el tsunami digital, que son los que estaban más cerca de la orilla junto con la fotografía y la música que le han antecedido un poco, se ve a las grandes redacciones periodística que han tenido que vivir este cambio de paradigma. La audiencia que antes eran lectores que estaban bastante distantes, ahora están conectados y son más bien usuarios que incluso participan en la distribución de los mensajes y son personas a las cuales no sólo basta convencerlas de ir a comprar un ejemplar sino que además hay que convencerlas de que se conviertan en parte del equipo.
Entre mis medallas está el haber llegado a trabajar con Pedro J. Ramírezen Madrid, en El Mundo, donde fui parte de una aplicación, un vespertino y escribía todas las semanas una columna que se llamaba ‘Fronteras de la comunicación’, a la cual le adjuntamos una página en Flipboard, ahora Pedro acaba de lanzar otra aplicación, él presenta su medio como una aplicación que es un modelo de negocios.
Hay una idea muy bonita que dice que antes para publicar había un montón de profesionales y mucho trabajo y hoy día publicar es un botón. Entonces de esas grandes imprentas, de los grandes sistemas de transmisión de televisión, pasamos a un formato en el que el aparato clave es el teléfono y este es el nuevo papel de nuestras mejores historias.
En ese contexto es clave que los periodistas no sólo sepan escribir esas historias, sino que también sepan integrar, interactuar y trabajar junto con los desarrolladores de las aplicaciones. Para mí, en ese sentido también el modelo de Flipboard es muy atractivo porque en su origen está la idea de mejorar Internet en el Internet escrito.
¿El contenido es lo más importante o queda en segundo plano frente a otros factores más bien técnicos como la accesibilidad, el manejo de los criterios de SEO, la calidad visual, etc?
Yo creo que uno de los problemas que tuvieron los medios a partir de la primera etapa en que los medios escritos se presentaron en Internet fue esta idea de la gratuidad.
El que era director de The New York Times decía que la gratuidad había sido como el genio de la botella, que había que volver a ponerlo en la botella y tirarla al desierto. Era una maravilla, era como cuando se te aparece el genio y te dice “mira, tienes todas las novias que quieras, tienes todo el dinero del mundo, el poder que quieras”, pero todos sabemos que al chico que estaba feliz el genio lo desenfocó completamente y al final el chico prefiere volver con su novia de siempre y tranquilo y con el genio lejos.
En el caso del periodismo, ¿cuál fue el genio? El genio fue esta promesa de esta audiencia enorme de gente. Antes tú tenías unos cuantos lectores y tú te debías a esos lectores, pero cambiaste a esos lectores por todo el mundo, por toda la potencia del mundo y terminaste haciendo fotos de gatitos ante las cuales no tienes ninguna ventaja. Yo creo que las grandes redacciones tienen que volver a concentrarse en contar las historias difíciles de contar, que es lo que se necesita; es decir, para la conversación social, para las fotos de gatos, estamos el resto. Las grandes redacciones tienen que concentrarse en hacer las buenas historias y en ese sentido creo que elementos como los que tú mencionabas, el contraste, la presentación, son importantes.
El mejor ejemplo para mí es lo que hizo (Jeff) Bezos con los libros. La experiencia que uno tiene en un Kindle es equivalente, casi igual, al buen libro. Por eso la gente a la que le gusta leer termina muy cómoda en un Kindle, porque vas pasando las páginas. Tú cuando lees una buena novela, el libro, el objeto, desaparece en tu mano y tú te metes en la historia. Con el Kindle pasa lo mismo, tú te olvidas del Kindle y te metes en la historia. Yo creo que el problema que tuvo la prensa es que puso sus textos en un formato ‘scroll’ y se olvidó de que parte del éxito de esos textos no era solamente que estuvieran bien escritos, sino que también estuvieran bien
La vieja carpeta de recortes…
Eso mismo. Eso que muchas veces no tenía tiempo de leer. La gracia es que la experiencia de lectura es mejor que la de la página web.
La revista mía se llama ‘Lo que hay que leer’ y son artículos que voy juntando y trato de leerlos durante el día. Una vez que los voy leyendo los voy repartiendo en unas revistas más segmentadas que tienen que ver con proyectos concretos, cursos concretos, etc. Tengo revistas variadas, asociadas a cursos y otras a proyectos periodísticos donde soy columnista.