En medio de la profunda crisis económica que atraviesa Puerto Rico, sus ciudadanos están llamados a las urnas en un referendo trascendental.
El territorio estadounidense celebrará este domingo 11 de junio una consulta no vinculante sobre su estatus legal.
A los votantes se les preguntará si quieren que Puerto Rico sea el estado número 51 de Estados Unidos, si prefieren que obtenga la independencia definitiva o si están de acuerdo en que siga siendo un territorio autónomo de Estados Unidos, como hasta ahora.
Sin embargo, incluso si los votantes decidieran alejarse del status quo, la decisión final no está en sus manos, sino que debe ser tomada por el Congreso de EE.UU.
Aquí te presentamos 6 claves para entender que está en juego este domingo.
1. ¿Es esta la primera vez que los puertorriqueños votan sobre el tema?
No. Otros referendos se celebraron en 1967, 1993, 1998 y 2012.
En el referéndum no vinculante celebrado en 2012, por primera vez, una mayoría de los votos válidos fueron emitidos por la opción de la estadidad.
Pero cerca del 30% de todos los participantes en esa elección depositaron en las urnas votos en blanco o no válidos, situación que generó dudas sobre la legitimidad política del voto.
El Congreso de Estados Unidos no actuó sobre el resultado de ese referéndum.
2. ¿Por qué se llama ahora a un nuevo referéndum?
El actual gobernador de Puerto Rico, Ricardo «Ricky» Rosselló, quien tomó posesión del cargo el pasado 2 de enero, tuvo como una de medidas clave de su campaña la promesa de buscar la plena estadidad para la isla.
Asegura que es necesario para resolver la actual recesión económica que afecta a Puerto Rico, la peor en décadas, con una tasa de pobreza del 45%, un desempleo que dobla la media de Estados Unidos y una población que decrece por la emigración al territorio estadounidense continental.
La crisis económica ha provocado grandes déficits gubernamentales, severos recortes en los servicios públicos, un aumento de las tarifas de los servicios y de los impuestos sobre las ventas, así como protestas contra las autoridades locales y federales.
3. ¿Por qué se alega que convertirse en un estado de la Unión puede ayudar a Puerto Rico a resolver sus problemas financieros?
El gobierno de la isla dice que no puede cumplir con todas sus obligaciones de deuda, que se estiman en US$72.000 millones.
A principios de mayo Ricardo Rosselló anunció que la isla se declaraba en quiebra con el fin de reestructurar esa multimillonaria deuda.
Los defensores de la estadidad señalan que las leyes de Estados Unidos han permitido que otros gobiernos locales fuertemente endeudados busquen la protección de las leyes de bancarrota para defenderse de sus acreedores.
Pero Puerto Rico tiene menos medios de defensa legal por no ser un estado pleno de la Unión estadounidense.
Los defensores de la opción de convertirse en estado también argumentan que si se integrara plenamente en la Unión, Puerto Rico recibiría más gasto federal para reactivar la economía, que actualmente tiene una tasa de desempleo cercana al 12%.
4. ¿Cómo cambiaría la vida cotidiana de los puertorriqueños si la isla se convirtiera en un estado de Estados Unidos?
Todos los puertorriqueños ya son ciudadanos estadounidenses, con derechos sin restricciones para establecerse en la zona continental de Estados Unidos.
Pero si obtuvieran la condición de Estado, los puertorriqueños que viven en la isla podrían votar por primera vez en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y elegirían legisladores con derecho a votar en el Congreso federal.
Los puertorriqueños también serían elegibles para todas las ayudas gubernamentales actualmente disponibles para los ciudadanos estadounidenses que viven en los 50 estados.
Por otra parte, los puertorriqueños de la isla tendrían que empezar a pagar impuestos federales sobre la renta. En la actualidad no pagan impuesto sobre la renta en Estados Unidos sobre las ganancias obtenidas en la isla.
5. ¿Qué sucede después si Puerto Rico vota por la estadidad?
El gobierno de Puerto Rico se jactaría de tener un fuerte mandato popular para solicitar formalmente la admisión en la Unión como un estado pleno.
Pero el Congreso de Estados Unidos tendrá la última palabra, y pocos esperan que los legisladores actuales de los Estados Unidos estén muy entusiasmados con un eventual estado de Puerto Rico.
Una razón importante es que el Congreso de Estados Unidos, controlado por los republicanos, podría verse renuente a aplicar una medida que podría erosionar su mayoría en ambas cámaras al permitir que el electorado de Puerto Rico, que se cree tiende a inclinarse por los demócratas, escoja dos nuevos senadores y varios miembros de la Cámara de Representantes.
Además, la concesión de la estadidad de Puerto Rico conduciría a un mayor gasto federal en la isla, lo que podría resultar impopular en un momento en que la mayoría republicana en el Congreso está pidiendo recortes radicales en los gastos.
Puerto Rico sería el estado más pobre de la Unión y muchos de sus residentes resultarían elegibles para recibir mayores ayudas federales.
6. ¿Y la opción de independencia?
Puerto Rico ha tenido un activo movimiento pro-independentista durante décadas, que insiste en que esta isla hispanohablante debe ser una nación latinoamericana, no un territorio estadounidense.
Sin embargo, en los referendos celebrados en el pasado, los votantes han sido escépticos frente a las propuestas de cortar todos los lazos con Estados Unidos.
En el último referendo, celebrado en 2012, sólo el 5% votó a favor de la independencia total.