Tras meses de disparos de cohetes y de gélidas relaciones, Estados Unidos e Irak retoman este jueves un diálogo con escasas expectativas aunque a través de interlocutores más proclives a un acercamiento.
En Bagdad hay un nuevo primer ministro, el exjefe de inteligencia Mustafa al Kazimi, considerado un hombre cercano a Washington y a sus aliados árabes. Y, sobre todo, las poderosas facciones proIrán de Irak están ahora en segundo plano.
Pero la videoconferencia –debido a Covid-19– prevista este jueves a las 13H00 GMT no aportará un cambio radical en las relaciones según los expertos.
Altos funcionarios de ambos países tratarán grandes temas que luego serán sometidos a comités para ser debatidos a más largo plazo.
«Las relaciones EEUU-Irak no van a redefinirse en un día» asegura Robert Ford, del Middle East Institute. Pero «esta vez tenemos a las personas correctas en el lugar y el momento adecuados» prosigue este exdiplomático estadounidense, que ya participó en el último «diálogo estratégico» de 2008.
Entonces, Estados Unidos fijó las condiciones de su salida del país tras haber invadido Irak en 2003. Pero desde entonces, las tropas norteamericanas han vuelto al país –mucho menos numerosas– para dirigir una coalición contra el grupo Estado islámico (EI).
– Sentimiento anti-EEUU –
Más de dos años y medio después de la «victoria» sobre los yihadistas, los miles de soldados estadounidenses presentes en el país volverán a centrar las conversaciones.
Tras una treintena de ataques con cohetes contra estadounidenses, y después del asesinato en enero por Washington del general iraní Qasem Soleimani y su lugarteniente iraquí en Bagdad, el sentimiento anti-Estados Unidos ha vuelto a dispararse.
Los diputados iraquíes chiitas votaron la expulsión de los soldados extranjeros, mientras Washington amenazó con atacar varios sitios paramilitares.
Pero la llegada de Kazimi ha cambiado la situación. El hombre ha asumido la dirección de un país en plena crisis económica y que reclama justicia para los 550 manifestantes muertos en la represión de una inédita revuelta popular. A diferencia de su predecesor Adel Abdel Mahdi, jamás invitado a Washington, Kazimi podría ser recibido este año en la Casa Blanca, aseguran a la AFP dos responsables gubernamentales.
«Había un problema de confianza con el anterior gobierno, ahora eso cambió» dice uno de ellos. En este clima, el asunto de los soldados estadounidenses será tratado en primer lugar.
De hecho, la coalición que dirige Estados Unidos solo cuenta con tres bases en Irak, contra una decena antes.
«Aunque no conocemos con detalle el numero de soldados, la propuesta estadounidense será de +una reducción de tropas+», dice a la AFP un responsable iraquí.
Pero una reducción drástica parece improbable, pues la amenaza yihadista persiste, alegan los demás países de la coalición, muy pendientes de este diálogo Irak-EEUU, en el que no participan.
«Los no estadounidenses de la coalición se quedarán en Irak únicamente si los estadounidenses se quedan» afirma un diplomático a la AFP.
– La economía, primer problema –
También seguirán de muy cerca este diálogo, en el que tampoco participan, los aliados de Irán en Irak.
Ahmed al Asadi, portavoz de su bloque parlamentario –que lideró el voto en favor de la expulsión de soldados extranjeros– reiteró hace poco que daba seis meses a los norteamericanos para irse.
Nuevamente, el lunes y miércoles soldados y diplomáticos estadounidenses fueron atacados por dos cohetes, a forma de recordatorio.
Pero el tono es menos agresivo. Las brigadas del Hezbolá, la facción proIrán más radical, dijeron que anunciarán su posición este jueves.
«Este segundo plano» de los proIrán «les da un mayor margen de maniobra a Kazimi y a los estadounidenses» afirma Ford.
Pero el tema prioritario para Irak, afectado por la caída del precio del petroleo, es la economía.
A largo plazo, el «diálogo estratégico» podría garantizar contratos estadounidenses en la construcción y la energía, así como ayudas procedentes del Golfo y del Banco Mundial.
Fuente: AFP