Pese a las derrotas militares del mariscal Jalifa Haftar en Libia, Egipto apuesta todavía por el hombre fuerte del este del país, intentando promover un alto el fuego entre los poderes rivales, pero podría cambiar de parecer, según los analistas.
El sábado, cuando fracasó su ofensiva en el oeste de Libia tras un año de combates cerca de Trípoli, Jalifa Haftar se reunió en El Cairo con el presidente egipcio Abdel Fattah Al Sisi, uno de sus apoyos. Y no por casualidad.
«Egipto tiene intereses de seguridad directos en Libia y tener un socio en el este libio es de una importancia capital», dijo a la AFP Tarek Megerisi, un analista político del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales.
Durante el fin de semana el Gobierno de Unión (GNA) retomó todo el oeste y atacó Syrte, una ciudad estratégica en dirección de la Cirenaica (este).
Según Megerisi, Egipto está ahora «inquieto» por el «aventurismo» de Jalifa Haftar.
Tras la ofensiva de los pro-Haftar en su conquista de Trípoli, «el instinto inicial de El Cairo», es decir «que esta operación era un error», se vio confirmado, dice Jalel Harchaui, un investigador del Instituto Clingendael de La Haya.
Hasta ahora Egipto sigue «totalmente implicado» diplomáticamente junto al mariscal, al que continúa dando «apoyo político y militar», apunta.
Esto explica la «iniciativa de El Cairo» proclamada el sábado tras una entrevista entre Sisi y Haftar, que el lunes pidió un alto el fuego.
El militar libio aceptó la idea pero el GNA, que gana terreno gracias al apoyo de Turquía, lo ignora de momento.
– «Alternativas políticas» –
En paralelo El Cairo busca «otras opciones y medios para defender sus intereses» en su frontera occidental.
«Ya vemos como Egipto y Rusia trabajan juntos en alternativas políticas a Haftar que podrían salvar sus esferas de influencia en el este de Libia», apunta Tarek Megerisi.
Aguila Saleh, presidente del parlamento electo con sed en Cirenaica y que también estaba en El Cairo en los últimos días, podría ser el plan B.
En este conflicto cada vez más internacional tienen un papel clave tres países, Egipto, Rusia y Emiratos Árabes Unidos que quieren conservar su influencia en el este de Libia.
Egipto es el «principal punto de acceso para la ayuda de los emiratíes y los rusos» a Haftar, apunta Jalel Harchaoui.
Pero «si por sea la razón que sea el conflicto se agravara seriamente (…) Egipto no seguiría siendo pasivo, no intervendrá militarmente», añade.
Una intervención así podría tomar la forma de ataques aéreos como los que El Cairo llevó a cabo en 2015 en Derna.
Un experto militar egipcio que utiliza el seudónimo Egyptian Defense Review apunta por su parte que Egipto ya es «un importante proveedor de armas de formación y de apoyo logístico» para Jalifa Haftar.
El experto habla de la ciudad-frontera de Sidi Barrani como «uno de los principales puntos de paso para las cargas de armas, los mercenarios rusos y la ayuda aérea emiratí».
«Los intereses egipcios en Libia y en el Mediterráneo residen principalmente en la seguridad de su frontera occidental y la soberanía de la zona económica exclusiva», según Egyptian Defence Review.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa