Un colaborador de Boris Johnson dimitió el martes, poniendo de manifiesto las fuertes tensiones causadas dentro del gobierno británico por Dominic Cummings, poderoso y controvertido asesor del primer ministro al que se acusa de infringir las reglas del confinamiento.
La polémica estalló cuando los diarios Daily Mirror y The Guardian revelaron que Cummings, el cerebro de la campaña por el Brexit en el referéndum de 2016, viajó 400 kilómetros en abril pese a que el confinamiento obligaba a los británicos a quedarse en casa.
Y fue creciendo durante un largo fin de semana, hasta que el lunes el propio Cummings defendió en rueda de prensa haber actuado «legalmente y razonablemente».
Afirmó que, temiendo estar infectado del covid-19, se instaló con su esposa y su hijo de cuatro años en la casa de sus padres en Durham, en el noreste de Inglaterra, porque buscaba a alguien para cuidar del pequeño.
No se arrepintió ni pidió disculpas y afirmó que no había considerado dimitir, a pesar de la multitud de llamamientos en este sentido incluso en el seno de la mayoría conservadora.
Según un sondeo del instituto Yougov publicado el martes, 59% de los británicos quieren que dimita. Ese porcentaje es de 52% entre los partidarios del Brexit, del que Cummings es considerado un artífice.
– «Estaban todos equivocados» –
El «asesor especial» contó con el respaldo personal de Johnson, quien el domingo dijo lamentar la «confusión» y la «rabia» que agitaron al país durante tres días en los que no se habló de otra cosa.
«El primer ministro considera que Dominic Cummings actuó con responsabilidad e integridad», insistió el martes su portavoz.
Pero pronto quedó claro que el ejecutivo no había logrado apagar el fuego.
«No había hecho comentarios públicos sobre la situación con Dominic Cummings porque esperaba a conocer todos los detalles», afirmó el secretario de Estado para Escocia Douglas Ross al publicar su carta de dimisión en Twitter.
Pero «todavía hay puntos en la explicación que me causan un problema», subrayó.
«Los habitantes de mi circunscripción no han podido despedirse de sus seres queridos, las familias no han podido llorar juntas, la gente no ha podido visitar a sus seres queridos enfermos porque estaban siguiendo las recomendaciones del gobierno», afirmó Ross en su carta.
«No puedo, de buena fe, decirles que estaban todos equivocados y que un consejero del gobierno tenía razón», agregó.
Empujado contra las cuerdas por la pregunta de un reverendo de Brighton, Martin Poole, en la rueda de prensa diaria sobre la crisis, el ministro de Sanidad Matt Hancock no pudo responder si el gobierno iba a anular las multas a las personas sancionadas cuando se desplazaban por el bienestar de sus hijos.
– «Bajo presión» –
El Reino Unido, segundo país del mundo más golpeado con 37.048 muertes por el covid-19 confirmadas hasta el martes -pero unas 46.000 sumando los casos sospechosos-, está confinado desde hace dos meses.
Johnson anunció una desescalada a partir del 1 de junio con la reapertura de las escuelas primarias y, dos semanas más tarde, de los comercios no esenciales.
Sin embargo, hasta hace poco estaban prohibidos los «viajes no esenciales».
Un jubilado vio a Cummings el 12 de abril -día del cumpleaños de su esposa- cerca del castillo medieval de Barnard, a unos 50 km de Durham, y según The Guardian y Daily Mirror presentó una denuncia por infracciones de las leyes de salud.
El ministro del Gabinete, Michael Gove, número dos del gobierno, acudió el martes al rescate de Cummings, al que describió como un «hombre de honor e integridad».
«Creo que la mayoría de la gente entenderá que estaba bajo presión y quería poner la salud de su esposa e hijo en primer lugar», dijo a la BBC.
Pero, pese a los esfuerzos del ejecutivo, la tormenta sigue batiendo, incluso entre las filas del Partido Conservador de Johnson: unos 15 diputados pidieron la dimisión del asesor y mano derecha del primer ministro.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa