(AFP).-Los sirios están votando este domingo en unas elecciones legislativas en un país arrasado por la guerra y sumido en una gran crisis económica, y controlado en su mayor parte por el poder de Bashar al Asad.
Se trata de las terceras elecciones parlamentarias desde que en 2011 empezó una guerra que dejó ya más de 380.000 muertos y obligó a millones de personas a abandonar sus hogares, mientras que el régimen y sus pilares son objeto de sanciones occidentales.
Más de 7.400 colegios electorales abrieron sus puertas a las 07H30 (04H30 GMT) en las zonas gubernamentales, según la comisión electoral. Por primera vez, las elecciones también tendrán lugar en antiguos bastiones de la rebelión.
El partido Baas, en el poder desde hace medio siglo e íntimamente ligado al clan Asad, suele ganar estas legislativas, que se organizan cada cuatro años para elegir a 250 diputados, mientras que la mayoría de los opositores viven en el exilio o fuera de las zonas controladas por el régimen.
El presidente Asad y su esposa Asma votaron en Damasco, anunció la presidencia siria publicando fotos de la pareja que llevaba mascarillas de protección contra el nuevo coronavirus.
En la capital, Hanan Sukriye, de 29 años, una empleada del ministerio de Finanzas, afirma votar por primera vez en su vida.
«Mi voz no marcará la diferencia, pero si nos reunimos todos para elegir a los buenos candidatos seguramente habrá cambios», dijo.
Por su parte Jaled Al Shaleh, de 50 años, asegura que votará por un candidato «de confianza capaz de transmitir al parlamento las quejas, que siempre fueron económicas, antes, durante o después de la guerra».
Inicialmente previstos para abril, los comicios se retrasaron dos veces debido a la pandemia del nuevo coronavirus, que afectó a 496 personas y causó 25 muertos en las zonas gubernamentales, según datos oficiales.
Entre los 1.658 candidatos se encuentran empresarios. Desde hace varias semanas, las calles de la capital se vieron invadidas por sus retratos y sus lemas de campaña.
Durante las legislativas de 2016, la tasa de participación fue del 57,56% entre los cerca de nueve millones de electores.
– «Mejorar los servicios» –
Según la comisión electoral, se habilitaron mesas de votación por primera vez en Guta Oriental, un enclave anteriormente controlado por los insurgentes, a las puertas de la capital.
También se podrá votar en los territorios reconquistados en la provincia de Idlib, último gran feudo yihadista y rebelde del noroeste, que sigue estando en el punto de mira del régimen.
El gobierno de Al Asad encadenó en los últimos años varias victorias, gracias al apoyo militar de Rusia e Irán, y ya controla más del 70% del país, fragmentado por la guerra.
Sin embargo, en los programas de los candidatos reinan las cuestiones económicas y sociales, con promesas de soluciones para la subida de los precios y la rehabilitación de las infraestructuras.
«Los diputados tendrán que hacer un esfuerzo excepcional para mejorar los servicios» de la población, reclamó Umaya, de 31 años, empleada en una clínica dental.
Desde hace varios meses, la economía está en caída libre, con una depreciación histórica de la moneda. Más del 80% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según la ONU.
Una crisis acentuada, además, por las sanciones de la ley César adoptadas por Estados Unidos a mediados de junio, que se suman a otras medidas similares adoptadas por los países occidentales.
Se instalaron mesas de votación específicas en las diferentes provincias para que los diputados pudieran votar por los candidatos de su región de origen.
En cambio, los millones de sirios que se encuentran en el extranjero, la mayoría de ellos refugiados, no podrán participar en las elecciones, a menos que regresen a su país.
La Siria de hoy dista mucho de la de hace 20 años, cuando Bashar al Asad, que tenía entonces 34 años, accedió al poder tras la muerte de su padre, Hafez al Asad.
Al cabo de 30 años con su padre en el poder, «Bashar» encarnaba una esperanza de cambio. Pero dos décadas después, él y su régimen son considerados un paria por la comunidad internacional.
Después de nueve años de una guerra mortífera, en la que participaron potencias regionales e internacionales, no se vislumbra ninguna salida a la crisis. Las próximas presidenciales están previstas para 2021.