(AFP).-Los estantes de los supermercados de Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia, fueron vaciados el miércoles, a pocas horas de la entrada en vigor de nuevas medidas de confinamiento.
Más de cinco millones de habitantes recibieron el martes la orden de confinarse nuevamente por seis semanas a partir de la medianoche, en la noche de miércoles a jueves.
La epidemia de coronavirus resurgió en los últimos días en Melbourne con un promedio superior a los cien casos adicionales por día.
En las últimas 24 horas se registraron 134 infecciones, una cifra mínima en comparación con las decenas de miles de personas infectadas en los países más afectados, como Estados Unidos o Brasil.
Sin embargo, para las autoridades australianas se trata de un brote en este país que parecía haber logrado contener la epidemia de covid-19.
El número uno de los supermercados en Australia, Woolworth, decidió volver a racionar sus ventas de pasta, verduras y azúcares.
Los restaurantes y cafés sólo podrán servir comida para llevar, mientras que los gimnasios y cines se ven obligados a cerrar de nuevo.
Los residentes deberán permanecer en sus casas, salvo por razones profesionales, para hacer ejercicio físico, acudir a citas médicas o comprar productos de primera necesidad.
Las autoridades de salud explicaron que habían establecido un vínculo entre muchos casos de coronavirus en Melbourne y los hoteles en los que los australianos, que regresaban del extranjero, eran puestos en cuarentena.
Los medios de comunicación informaron que los agentes de seguridad violaron las normas vigentes para luchar contra la contaminación, en particular teniendo relaciones sexuales con las personas en régimen de aislamiento.
En consecuencia, el gobierno sustituyó a esas personas, que trabajaban para empresas privadas, por personal penitenciario, y se abrió una investigación.
Australia ha registrado hasta ahora cerca de 9.000 casos de coronavirus y 106 muertes.