La reunión sirvió para escuchar de nuevo un diálogo de sordos
(Javier Otazu).- La tensión creciente sobre el caso de Ucrania, país en el que EE.UU. y sus aliados europeos acusan a Rusia de preparar una invasión, se trasladó este lunes al Consejo de Seguridad de la ONU, donde quedó claro que el resto de naciones, americanas, asiáticas y africanas, evitaron ponerse del lado estadounidense.
Esta es la primera reunión convocada en el Consejo para debatir específicamente la crisis de Ucrania, una cita sobre la que China ya había mostrado su desacuerdo pues, según su embajador Zhang Jun, era «la hora de la diplomacia discreta, no de los micrófonos», pero finalmente el encuentro se celebró por diez votos a favor de los quince del Consejo.
La reunión sirvió para escuchar de nuevo un diálogo de sordos en el que el embajador ruso, Vasili Nebenzia, negó que su país tenga planes de invadir Ucrania y que haya desplegado a 100.000 soldados cerca de la frontera con ese país: «¿De dónde ha salido esa cifra?», dijo el diplomático, quien criticó además a los países occidentales por fomentar lo que llamó «rusofobia» en Ucrania.
La representante de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, se mostró escéptica ante las palabras de su colega ruso, pues «las acciones hablan por sí solas: amenazar con actuar si no se atienden sus peticiones no es responsable» por parte de Rusia, dijo.
El embajador de Ucrania, Sergiy Kyslytsya, invitado por la presidencia noruega al debate, cifró el número de soldados rusos en 112.000 si se suman los presentes en la península de Crimea -separada de facto de Ucrania-, y recordó que «la militarización actual de Crimea, el mar Negro y el mar de Azov es una auténtica amenaza para su país».
Los países del bloque occidental que tomaron la palabra además de EE.UU. -Reino Unido, Francia, Noruega, Irlanda y Albania- repitieron uno tras otro que Rusia está amenazando la seguridad de Ucrania y la de Europa entera recurriendo además a una lógica ya superada de esferas de influencia y bloques «más propia de la Guerra Fría», como dijo el representante albanés.
En esta lógica, defendieron el derecho de Ucrania a establecer las alianzas de seguridad que estime oportunas, en alusión apenas velada a su posible entrada en la OTAN, algo a lo que Rusia se ha opuesto abiertamente.
El embajador ruso dibujó una especie de complot occidental que comenzó en 2014: «Apoyaron el golpe de 2014 en Kiev que llevó al poder a nazis rusófobos (y ahora) están lavando el cerebro a ucranianos a los que se impregna de rusofobia y se les dice que deben sumarse a toda costa a la Unión Europea y a la OTAN», y llegó a equiparar estos intentos con la división de la Iglesia Ortodoxa y el abandono del ruso, «lengua materna de muchos ciudadanos de Ucrania».
El representante ruso dijo que los países occidentales están fomentando una especie de «histeria colectiva» porque mientras que su país -aseguró- está por la distensión, ven «una retórica en la que parece que la están pidiendo (la guerra), están esperando que ocurra».
Y aunque defendió el derecho de su país a desplegar tropas «en nuestro territorio», criticó la que llamó «hipocresía» de Estados Unidos, un país que cuenta con 700 bases militares en el mundo y 165.000 militares desplegados en el mundo, 60.000 de ellos en suelo europeo.
Abogó por solucionar el conflicto dentro de los Acuerdos de Minsk, que en 2014 pusieron fin a la guerra en Donbás (este de Ucrania), para lo cual convocó una reunión el próximo 17 de febrero en el Consejo de Seguridad, mientras que los países europeos prefirieron incidir en que el marco de resolución debe ser el «formato de Normandía» (Rusia y Ucrania con Alemania y Francia de mediadores).
Tibieza en el resto del mundo
Pero mientras que Rusia se enfrentaba con Estados Unidos y los países europeos, quedó claro que los demás países del Consejo no se sienten involucrados en este conflicto y adoptaron un postura más bien equidistante: esa fue, con leves matices, la postura de India, Brasil, México, Kenia, Gabón, Emiratos y Ghana.
Todos ellos insistieron en pedir «contención a las partes» y «una apuesta por los medios pacíficos» o un «diálogo constructivo» pero se abstuvieron de criticar abiertamente a Rusia. Brasil llegó a decir que «son legítimas tanto las preocupaciones de Rusia como de Ucrania».
El que más cerca se mostró de Moscú fue de nuevo el embajador chino: «Hay países que vaticinan una guerra, pero Rusia ha dicho que no va a lanzar una operación militar y tampoco Ucrania la quiere. ¿Cuál es la base de estos países para insistir en que habrá guerra?», se preguntó, dejando prever lo que puede ser la postura de China en caso de agravamiento.
Fuente: EFE