El jefe de la diplomacia europea realiza este martes una visita de urgencia a Turquía, en un contexto de inquietud en el Viejo Continente por la decisión de Ankara de abrir sus fronteras para dejar salir a miles de migrantes.
Josep Borrell estará dos días en Ankara acompañado de del comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, y tendrá reuniones «al más alto nivel».
Según los observadores, Turquía, que en 2016 llegó a un acuerdo con la Unión Europea para frenar la entrada de migrantes al bloque, decidió abrir ahora sus fronteras para presionar a Europa y obtener mayor apoyo en Siria, donde Ankara interviene militarmente en conflicto con Rusia.
Turquía anunció el viernes que abrirá sus fronteras y dejará entrar a miles de personas para «repartir la carga», según el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
El canciller austriaco Sebastian Kurz denunció el martes «un ataque contra la Unión Europea y Grecia», estimando que «se utiliza a seres humanos para presionar» a Europa.
La situación en la frontera greco-turca es tensa desde hace varios días, con enfrentamientos entre la policía griega, que lanzó gases lacrimógenos y usó cañones de agua, y los migrantes, que respondieron lanzando piedras.
El martes varios miles de migrantes seguían en la frontera tras pasar la noche cerca del puesto fronterizo de Pazarkule (llamado Kastaniés en el lado griego) o junto al río Evros que separa los dos países.
De madrugada, muchos migrantes, incluyendo mujeres y niños, salieron de sus tiendas improvisadas con lonas para calentarse en las fogatas y comer lo que distribuían los voluntarios, indicaron periodistas de la AFP en el lugar.
Del lado griego, los guardas fronterizos encapuchados y con fusiles patrullaban junto al río para interceptar a los migrantes, mientras que otros supervisaban la zona desde altas torres de vigilancia.
Tras varios días de espera, muchos migrantes parecían perder la esperanza de poder cruzar. Un afgano explicó que un amigo suyo lograr cruzar el río pero que fue interceptado por los policías.
«Se lo quedaron todo, su dinero, sus zapatos, y le devolvieron aquí. Por eso ya no pensamos en cruzar, salvo si abren las puertas», dijo a la AFP.
– «Millones» de migrante –
El lunes el presidente turco Recep Tayyip Erdogan afirmó que «millones» de migrantes iban a entrar en Europa aunque por el momento son muchos menos, varios miles, que intentan llegar a Grecia por tierra o por mar, a través de las islas del mar Egeo.
Entre el sábado y el lunes por la noche se impidieron 24.203 intentos de entrada ilegal y hubo 183 detenciones, indicó el gobierno griego.
Grecia calificó la situación de «invasión» y el gobierno dijo esperar un «apoyo firme» por parte de la Unión Europea, cuyos dirigentes visitarán el martes la frontera.
La canciller alemana Angela Merkel afirmó el lunes que es «inaceptable» que Turquía presione a la UE «aprovechándose de los refugiados».
«Nadie puede hacer chantaje a la UE», dijo por su parte el comisario europeo de Migraciones, Margaritis Schinas.
Las oenegés turcas pidieron el martes «no instrumentalizar a los migrantes» y reclamaron al gobierno que deje de conducirles » a puntos de paso peligrosos».
Turquía está buscando el apoyo de los países occidentales en su ofensiva en Siria contra el régimen, donde las últimas semanas sufrió pérdidas importantes.
El gobierno turco anunció el martes el derribo de un avión del régimen sirio, el tercero desde el domingo, en el marco de una operación llamada «Escudo de Primavera» que se lleva a cabo en la provincia de Idlib (noroeste).
Dentro de dos días Erdogan y el presidente ruso Vladimir Putin ser reunirán en Moscú.
Rusia apoya militarmente al régimen de Bashar Al Asad y Turquía espera negociar una tregua.
A pesar de sus intereses divergentes, Rusia y Turquía reforzaron su cooperación en Siria en los últimos años pero la situación en Idlib crea tensiones.
El régimen sirio lanzó en diciembre una ofensiva en esta zona, el último bastión yihadista en Siria, provocando una crisis humanitaria y casi un millón de desplazados.
La guerra en Siria empezó en 2011 y ha dejado más de 380.000 muertos.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa