Las tensiones subían de tono este miércoles entre Estados Unidos y dos de sus aliados de la OTAN, Turquía y Alemania, en un momento en que la alianza militar abrió la conmemoración de su 70 aniversario, una celebración que busca mostrar unidad frente a Rusia.
Unas horas antes de que comenzara en Washington la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de los 29 países que componen el pacto militar, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, llamó la atención de Alemania por el nivel del gasto militar y de Turquía por comprar un importante armamento a Rusia.
«Alemania tiene que hacer más. No podemos asegurar la defensa de Occidente si nuestros aliados se vuelven dependientes de Rusia», dijo Pence.
El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha quejado de forma reiterada de que Alemania no cumple con el objetivo de la OTAN de 2014 de dedicar un 2% de su PIB a la defensa.
Para Pence es «sencillamente inaceptable que la mayor economía de Europa siga ignorando la amenaza de una agresión rusa y descuidando su propia defensa y la defensa común».
«Si Alemania insiste en construir el gaseoducto Nord Stream 2, tal y como ha dicho el presidente Trump, esto podría convertir a su economía literalmente en una rehén de Rusia», advirtió Pence.
Sin embargo, Pence prometió que Estados Unidos «es ahora y siempre será el mayor aliado de Europa», un cambio de registro importante teniendo en cuenta el escepticismo de Trump sobre la pertenencia de su país al pacto.
El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, negó en un foro en la Universidad de Columbia, en Nueva York, que su país vaya a ser dependiente de Rusia y prometió aumentar el gasto militar de Alemania a 1,5% del PIB para 2024.
Este aniversario llega en un momento de crecientes tensiones con respecto a Rusia, que se ha situado del lado de los separatistas en Ucrania y en Georgia y está bajo sospecha de haber interferido en las elecciones estadounidenses de 2016.
El bloque también tiene cada vez más diferencias con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha emprendido una fuerte campaña de represión contra los disidentes en su país y amenazado con atacar en Siria a los combatientes kurdos que cuentan con el apoyo de Estados Unidos.
El lunes Washington dijo que suspendería la participación de Turquía en el programa de su avión militar F-35 después de que Ankara adquiriera los sistemas antimisiles rusos S-400.
Estados Unidos dice que los S-400 no son compatibles con los equipos de la OTAN y teme que este sistema ruso ultrasofisticado penetre los secretos tecnológicos del F-35.
«Turquía tiene que elegir si quiere seguir siendo un aliado clave de la alianza militar más exitosa de la historia o si quiere poner en riesgo la seguridad de su pertenencia por sus decisiones imprudentes que socavaban nuestra alianza», advirtió Pence.
El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, afirmó: «El trato de los S-400 es un trato cerrado».
Cavusoglu aseguró sin embargo que Turquía apoya a la OTAN en cuestiones centrales relativas a Rusia y que nunca reconocería la anexión de Crimea en 2014.
La reunión este miércoles entre Cavusoglu y Pompeo no parece haber ayudado a aliviar las tensiones. Según la diplomacia estadounidense, el secretario de Estado advirtió a Ankara contra «las consecuencias potencialmente devastadoras» de una acción militar unilateral turca en el noreste de Siria.
Un poco antes, en un discurso solemne ante el Congreso de Estados Unidos, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jens Stoltenberg, pidió «preservar la unidad» de los 29 estados miembros al tiempo que aseguró que la organización no busca una «nueva Guerra Fría».
«Hemos superado nuestros desacuerdos en el pasado y debemos superar nuestras diferencias en el futuro», declaró, en un mensaje que también parecía estar dirigido al presidente de Estados Unidos quien más de una vez ha presionado a sus aliados.
«La OTAN es buena para Europa, pero la OTAN también es buena para Estados Unidos» porque «es bueno tener amigos», dijo.
Stoltenberg recibió una ovación de pie de parlamentarios republicanos y demócratas al recordar la «promesa solemne» hecha en 1949 en la misma ciudad por los doce miembros fundadores de la Alianza: «Uno para todos, todos para uno», un principio grabado en su tratado pero a veces cuestionado por Trump.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa