La derrota del autodenominado Estado Islámico de Irak y Siria podría depender de las finanzas tanto como de las bombas y las balas, según un reciente estudio.
La universidad King’s College London informa de que el grupo Estado Islámico ha perdido territorio y que su capacidad financiera se está reduciendo. Si las fuerzas iraquíes, con ayuda de la Coalición Global contra Daesh, completan la recuperación de Mosul de las manos del grupo terrorista, quizás suponga un punto de inflexión.
Sin embargo, según advierte el informe, podría no ser suficiente para frustrar posibles ataques terroristas fuera del territorio de Daesh.
El informe, Caliphate in Decline [califato en declive], es un cálculo de las finanzas de Daesh entre 2014-2016, llevado a cabo por la empresa de auditoría internacional EY (antes Ernst & Young) y el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR) en el King’s College London. Los investigadores advierten de que es difícil reunir información fiable, pero afirman haber usado documentos filtrados, testimonios congresuales, informes gubernamentales, artículos e investigaciones periodísticas, estudios de think tanks y entrevistas con funcionarios y expertos.
La principal fuente de ingresos de Daesh son los impuestos y las comisiones que imponen a la población que vive en su territorio ocupado en Siria e Irak; el petróleo; el saqueo de bancos y negocios; multas y confiscaciones de la propiedad de aquellos que han huido del territorio.
Sin embargo, ya que el grupo terrorista ha perdido el 62% del territorio que controlaba en Irak a mediados de 2014 y el 30% en Siria, según la Coalición Global, el informe de King’s College calcula que los ingresos anuales de Daesh se han reducido a la mitad, de 1.900 millones de dólares en 2014 a 870 millones en 2016.
En 2014 el grupo se autoproclamó como califato y ocupó los titulares al capturar grandes franjas de territorio en Siria e Irak, decapitando a rehenes y matando a las minorías religiosas.
“Aún no hay indicios de que el grupo haya creado flujos de financiación nuevos que compensaran las pérdidas recientes”, indica el informe, presentado recientemente en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Un descubrimiento que podría tener implicaciones geopolíticas es que “no hay pruebas sólidas de que continúen de forma significativa los donativos extranjeros”, afirma el informe. Según señala Der Spiegel: “Los políticos han (…) exigido que se bloquee el dinero de fuentes extranjeras, un llamamiento que parece originarse en asunciones basadas en que Al Qaeda estuvo recibiendo dinero de países del Golfo Pérsico en el pasado”. Al Qaeda en Irak (AQI) es el predecesor inmediato de Daesh.
“Pero tampoco hay pruebas de que el Estado Islámico esté usando ese modelo”. La reducción de financiación podría compensarse en parte con el contrabando y la extorsión, si es que Daesh sigue el manual de AQI.
Además, las operaciones terroristas fuera del territorio de Daesh son “relativamente baratas y financiadas sin depender de concesiones oficiales ni apoyos del grupo en Siria e Irak”, señala el informe. “Especialmente en el caso de los ataques puramente inspirados o las operaciones por ‘control remoto’, que cuentan con la ‘orientación’ a agresores solitarios a través de aplicaciones de mensajería personal”.
Las fuerzas de seguridad iraquíes han recuperado el aeropuerto de Mosul y la base militar de Ghazlani el 24 de febrero, desde donde avanzaron hacia los barrios del oeste de Mosul, según informa Institute for the Study of War. Mientras tanto, en Siria, las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por sirios y kurdos, se han apoderado de la mayoría del territorio ocupado por Daesh al este en la zona rural de Raqqa, la capital del califato, en un esfuerzo constante para aislar la ciudad.