Los países aliados de Estados Unidos se mostraron sorprendidos este jueves, luego de que el presidente Donald Trump declarara la victoria sobre el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria y ordenara el retiro de las tropas estadounidenses de ese país.
La decisión pasó por alto la opinión de legisladores, del Pentágono y de aliados.
París y Londres advirtieron el jueves que la lucha contra los yihadistas en Siria no ha terminado. Mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, consideró «correcta» la decisión.
Trump había asegurado la víspera, en un video publicado en Twitter: «Ganamos contra el EI (…) Recuperamos el territorio y ahora es hora de que nuestras tropas vuelvan a casa».
La medida tendría importantes consecuencias geopolíticas y plantea cuestiones relativas al futuro de las milicias kurdas apoyadas por Estados Unidos que combaten contra EI en la zona, donde se cree que permanecen miles de yihadistas.
La retirada de las tropas estadounidenses permitirá al EI reconstruirse, advirtieron las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos y aliadas de la coalición internacional antiyihadista que lidera Estados Unidos.
Un oficial estadounidense dijo a la AFP que la decisión de Trump se hizo definitiva el martes. «Retiro total, total significa total», dijo el funcionario, que habló bajo anonimato y especificó que la orden será ejecutada «lo más rápido posible».
Actualmente hay unos 2.000 efectivos estadounidenses en Siria, la mayoría en misiones de entrenamiento y asesoramiento a las fuerzas locales que combaten al EI.
El Departamento de Defensa ya comenzó el «proceso» de retirada, dijo en tanto un portavoz de esa cartera.
Legisladores estadounidenses criticaron la medida y aseguraron que puede dar fuerzas a Ankara para atacar a los militantes kurdos.
El senador republicano Lindsey Graham, dijo que la decisión es imprudente y pone a los kurdos «en riesgo».
Mientras que el senador demócrata Jack Reed consideró que la retirada equivale a una «traición» a los kurdos, que «proporciona evidencia adicional de la incapacidad del presidente Trump para liderar en el escenario mundial».
Trump ya había expresado su escepticismo sobre la presencia en Siria y en marzo afirmó que quería traer las tropas de vuelta «pronto».
Sin embargo, sus asesores y aliados internacionales le advirtieron sobre una retirada precipitada y la misión se extendió.
La portavoz de la Casa Blanca Sarah Sanders dijo, no obstante, que la coalición liderada por Estados Unidos que incluye a decenas de naciones continuará luchando contra los yihadistas.
«Estas victorias contra EI en Siria no marcan el final de la campaña de la coalición global», dijo en un comunicado.
El anuncio no especificó sin embargo qué efecto tendrá la retirada de las tropas en las operaciones aéreas en Siria, que Estados Unidos desarrolla desde 2014.
Washington apoya a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), columna vertebral de la coalición árabokurda FDS. Pero para Turquía las YPG son una «organización terrorista activa».
Ankara ya advirtió que lanzará una operación «en los próximos días» contra el territorio controlado por las fuerzas kurdas en el norte de Siria.
El vínculo entre Estados Unidos y Turquía, un importante aliado en la OTAN, se ha tensado en los últimos tiempos debido a esta alianza de Washington con los kurdos.
Pero la decisión no marca solo un quiebre para los kurdos, sino que va en contra de la política sostenida por Washington desde hace años para Siria y la región.
La semana pasada, Brett McGurk, enviado especial para derrotar al EI, aseguró: «Si hemos aprendido algo en estos años, es que garantizar la derrota de un grupo como EI significa que no puedes solo vencer en su espacio territorial y después irte».
Un comunicado del gobierno británico, que ha apoyado desde hace años la campaña contra EI en Siria, advirtió que aún «queda mucho por hacer» contra los yihadistas.
«No tenemos que perder de vista la amenaza que representan. Incluso sin territorio, Dáesh (EI) sigue siendo una amenaza», afirmó la cancillería en un comunicado divulgado el miércoles.
El diario The Times reportó además el jueves que Reino Unido no fue informado de la decisión antes del anuncio de Trump.
Francia, de su lado, aseguró que mantendrá su presencia militar en Siria.
«Dáesh no ha sido borrado del mapa, ni tampoco sus raíces», declaró este jueves la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau.
La presencia estadounidense en Siria es considerada clave para frenar la influencia rusa e iraní. Milicias proiraníes han apoyado al presidente sirio, Bashar al Asad, y Moscú también entró al conflicto en 2015 para apuntalarlo.
Charles Lister, investigador principal del Middle East Institute de Washington, considera esta decisión «extraordinariamente cortoplacista e ingenua».
«Esta medida va a parecer más como una ‘retirada’ que una ‘victoria’ y es otra evidencia más de la peligrosa imprevisibilidad del presidente estadounidense», afirmó Lister, agregando que no sólo favorece al EI sino también a Rusia, Irán y a Asad.