Doha Sabah Abdallah, una mujer cristiana de la ciudad de Baghdede (Irak), también conocida como Qaraqosh, perdió a su hijo y su sobrino durante el asedio terrorista contra la ciudad, pero perdonó a los agresores como “Jesús ha perdonado a sus verdugos”.
Durante el tercer día del viaje apostólico del Papa Francisco a Irak, el Santo Padre se reunió con la comunidad cristiana de Qaraqosh en la iglesia de la Inmaculada Concepción, también conocida como Catedral de Al-Tahira.
Antes del discurso del Pontífice, la mujer compartió su testimonio sobre el día previo a que el Estado Islámico (ISIS) tomara el control de la ciudad. El 6 de agosto de 2014, recordó, la ciudad despertó “por el estruendo del bombardeo”.
“Todos sabíamos que ISIS estaba a las puertas, y que tres semanas antes había invadido las ciudades y aldeas de los yazidís tratándolos con crueldad. Por ello fugamos de la ciudad, dejando nuestras casas; después de dos, tres días hemos regresado, sostenidos por nuestra fe fuerte y en la convicción de que, siendo cristianos, estamos dispuestos al martirio”, indicó.
La mujer señaló que la mañana del atentado ella estaba ocupada “con las cosas cotidianas y los niños jugaban delante de nuestra casa, cuando sucedió un incidente que nos obligó a salir”.
“Sentí un golpe de mortero y salí de la casa de prisa. Las voces de los niños estaban espantosamente calladas mientras los gritos de los adultos aumentaban. Me informaron de la muerte de mi hijo y de su primo, y de la joven vecina que se estaba preparando para el matrimonio”, subrayó.
La cristiana señaló que “el martirio de estos tres ángeles fue una advertencia clara: si no hubiese sido por ello, la gente de Baghdede habría permanecido y habría caído inevitablemente en manos del ISIS. La muerte de los tres salvó la ciudad entera”.
“No es fácil para mí aceptar esta realidad, porque la naturaleza humana con frecuencia se sobrepone a la llamada del espíritu. Sin embargo, nuestra fuerza viene sin duda de nuestra fe en la Resurrección, fuente de esperanza”, indicó.
La mujer señaló que la fe “me dice que mis niños están en los brazos de Jesucristo Nuestro Señor” y resaltó que ahora los sobrevivientes “buscamos perdonar al agresor, porque nuestro Maestro Jesús ha perdonado a sus verdugos”.
“Imitándolo en nuestros sufrimientos, testimoniamos que el amor es más fuerte que todo”, concluyó.
Luego, en sus palabras, el Papa Francisco confesaría que fue conmovido por el testimonio de Doha. “Dijo que el perdón es necesario para aquellos que sobrevivieron a los ataques terroristas. Perdón: esta es una palabra clave. El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos”, expresó el Pontífice el Papa.
Durante la ceremonia, también se contó con el testimonio del Vicario General de la Arquidiócesis de Mosul de los Sirios, P. Ammar Yako.
Luego de capturar Mosul en junio de 2014, el movimiento extremista musulmán del Estado Islámico (ISIS), tomó Qaraqosh, destruyendo casas, iglesias, la biblioteca y otros puntos importantes de la ciudad.
Decenas de miles de familias tuvieron que abandonar sus hogares y huir hacia Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. Durante el ataque, los yihadistas obligaron a los cristianos y otras minorías a convertirse al islam, pagar el jizya (impuesto a los no musulmanes) o morir.
En octubre de 2016, luego de arduos combates, las fuerzas iraquíes y sus aliados recuperaron estos territorios y poco a poco se ha trabajado en la reconstrucción. Algunos cristianos han vuelto.
Uno de los edificios restaurados es la Catedral de Al-Tahira, donde se realizó el encuentro con el Papa Francisco. La iglesia fue profanada y su interior fue carbonizado después de que el Estado Islámico la incendiara tras tomar el control de la ciudad.
Fuente: https://www.aciprensa.com