Debido a los problemas para sufragar la deuda, los países se ven obligados a recortar el gasto en medicina y educación.
Activistas climáticos organizan una protesta durante las reuniones del Fondo Monetario Internacional y el Grupo del Banco Mundial en Washington D.C.
Casi la mitad de los presupuestos de los países en desarrollo se destina a pagar deudas a acreedores, según un nuevo estudio de Norwegian Church Aid, organización humanitaria de Noruega.
De acuerdo con el informe, 144 países tienen dificultades para hacer frente al servicio de la deuda, lo que se traduce en una falta de inversión en educación, sanidad y otros ámbitos sociales. El pago de la deuda absorbe por término medio el 41,5 % de los ingresos presupuestarios, el 41,6 % del gasto y el 8,4 % del PIB.
El estudio muestra que si no se toman medidas urgentes, los problemas persistirán hasta la década de 2030 y que las presiones son mayores que durante la crisis de la deuda latinoamericana de 1982 y la de la década de 1990.
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En 2020, el G20 puso en marcha el mecanismo del Marco Común, un plan diseñado para acelerar y simplificar el proceso de alivio de la deuda. Sin embargo, como afirman los autores del estudio, el plan «ha demostrado ser lento, ofrece poco alivio de la deuda y ninguna solución a largo plazo para los pocos países que lo han aceptado».
Los países seguirían pagando una media del 48 % de sus ingresos presupuestarios en concepto de servicios después de la desgravación, por lo que pocos solicitaban sumarse al proceso.
Anteriormente, el banco suizo UBS proyectó en su nuevo informe anual sobre riqueza global que el número de millonarios en todo el mundo habrá aumentado en 2028. Asimismo, mencionó que la riqueza mundial registró un crecimiento del 4,2 % en 2023, tras una disminución del 3 % registrada en 2022.