En la noche de la Pascua se encenderá un nuevo Cirio Pascual que representa a Cristo Luz, y del mismo se encenderán los cirios personales de cada hijo de la Iglesia.
Confiamos en la victoria de la Luz del mundo sobre el pecado, el mal y la muerte.
Cultivemos la esperanza. Iniciamos desde el mismo lugar en que estamos ahora y cancelemos las oscuridades del pasado.
Desde ya clamemos a Cristo Luz desde ahora con la
aclamación del Padre Apologista Clemente de Alejandría de fines del siglo II DC:
«¡Salve, Luz! Desde el cielo brilló una Luz sobre nosotros, que estábamos sumidos en la oscuridad y encerrados en la sombra de la muerte; Luz más pura que el sol, más dulce que la vida de aquí abajo. Esa Luz es la vida eterna, y todo el que de ella participa, vive, deja el puesto al día del Señor. El universo se ha convertido en luz indefectible y el Occidente se ha transformado en Oriente. Esto es lo que quiere decir la nueva creación; porque el Sol de justicia que atraviesa en la carroza el universo entero, imitando a su Padre, que hace salir el sol sobre todos los hombres (Mt 5,45) y derrama el rocío de la Verdad» (Protréptico 11,88,114).
A la espera estamos todos de confesarnos la Perpetúa Luz Pascual.