La señal que nos da Jesucristo es su llamada a la conversión de todo lo malo para comulgar junto a todos de su Cuerpo y de su Sangre.
Buscar la Sabiduría Divina, muy diferente de la astucia malvada de un mundo violento que está de espalda a las obras de misericordia que aceleran la venida del Reino de Dios y nos dan acceso a la salvación.
Dejemos de huir como Jonás de las responsabilidades de la misión para la que fuimos creados y nos mantiene el Señor con vida.
Imitemos el ejemplo de los habitantes de Nínive tras la predicación de Jonás:
+ayuno,
+vestidura austera
y
+penitencia.
Y por último, asumir las virtudes del perdón, la misericordia y la humildad ante la voluntad de Dios, sin rebeldías ni cuestionamientos a su plan de salvación.