El plan de Dios es que todos comulguemos del Cuerpo y la Sangre del Señor.

Cristo trata de hacerlo entender a sus discípulos que presenciaron el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, los repartieron entre MUCHOS, entre la multitud hambrienta, y recogieron en canastos para que no se desperdiciará la comida.

Este llamado es para las doce tribus de Israel, para el nuevo pueblo de Dios, representado en los doce apóstoles, y para los servidores de las mesas de los huérfanos y las viudas representados por los siete diáconos.

La misión nos espera. Comuniquemos la Buena Noticia de la Palabra viva de Dios, participemos con el alma pura de la Oración Comunitaria o Litúrgica y entreguemonos a la acción caritativa a los pobres.